Durante casi tres horas cantaron al amor en
el Auditorio Nacional, el pasado jueves
Pablo y Eugenia repetirán mañana en el
Zócalo su concierto Cómplices
Milanés sorprendió al público
interpretando con mariachi dos temas de José Alfredo Jiménez
¿Cuántos niños van a engendrarse
hoy? Yo ya sólo puedo ser abuela, bromeó la cantante
ARTURO CRUZ BARCENAS
Eugenia León y Pablo Milanés le cantaron
al amor que quiere madurar y crecer, al que tolera y entiende al otro;
al que acepta cuando se va y rumia su ausencia; al que guarda silencio
para evitar oír un jamás; al que suplica un quédate
un ratito más; al amor de la poética de José Alfredo
Jiménez, Silvio Rodríguez, Armando Manzanero, Marcial Alejandro,
César Portillo de la Luz; al que se cuela entre las luces de un
poema de Sabines, amoroso; al que es cómplice, que es cuate y entrañable,
en el horizonte creativo de Benedetti.
Casi
tres horas de un recital bien estructurado, el pasado jueves, en el que
ambos artistas se alternaron en el escenario del Auditorio Nacional, con
buena entrada y una escenografía ad-hoc para dar rienda suelta
al sentimiento, al pasado sentimental de cada quien. Lo había dicho
Milanés en la conferencia de prensa previa: "Será un homenaje
-el concierto- al amor y a los compositores de Hispanoamérica".
Con este mismo concepto Eugenia León y Pablo Milanés
presentarán un concierto masivo en el Zócalo de la ciudad
de Mexico el próximo domingo 17 a las 18 horas presentados por el
Instituto de Cultura de la Ciudad de México, como parte del programa
Conciertos del mundo en nuestra ciudad, con la idea de compartir de manera
gratuita con aquellos seguidores que no pueden pagar las localidades del
Auditorio Nacional y que no son pocos.
El inicio
El joven trovador cubano David Torrens fungió como
telonero del concierto. Va abriéndose brecha en el difícil
ambiente del espectáculo en México y demostró que
tiene con qué responder; es del corte de sus paisanos Amaury Gutiérrez,
Francisco Céspedes y la mujer del grupo, Niurka Curbelo. Bohemia,
romanticismo y ritmo.
Se fue entre aplausos. Pablo Milanés no dio pausa
y caminó al escenario, ante ese público que lo ha seguido
desde los sesenta. Eugenia era entonces una niña, y ya en los setenta
se hizo presente en los ceceaches y prepas populares, con su grupo Sanampay,
que hiciera famosas algunas canciones de tierra, libertad, paz y amor,
como Yo te nombro. "Espero que no me declaren persona non grata
por venir tanto a México", bromeó Pablo, quien comenzó
con Día de gloria y Si ella me falta alguna vez, que
grabó a dúo con Fher, de Maná. Sigue Te amo (Yolanda),
con la que el respetable hizo los primeros coros, aún bajitos, tímidos.
Parejas de enamorados se tomaron de las manos y sus miradas se buscaron.
El Día del Amor y la Amistad. Del fundador del filin, César
Portillo de la Luz, se escucha Contigo en la distancia. Va la primera
pausa que da pie a Eugenia, quien pregunta entre suspiros de muchos que
la admiran desde hace más de 30 años: "¿Cuántos
niños van a engendrarse hoy? Yo ya sólo puedo ser abuela".
"No le hace", le contesta un cuarentón que a lo largo del concierto
le gritará a Eugenia que quiere con ella.
Así siguió la presentación, con composiciones
de Agustín Lara, Serrat, Páez, Violeta Parra... Muchos poetas
de la luz y de la noche. Tangos, Los pájaros pérdidos. Hasta
que Eugenia le canta a Pablo Un mundo raro, de José Alfredo
Jiménez. Ya la noche es de sentimiento puro y recuerdos individuales.
Todos tienen secretos, cosas que nadie debe saber. Es eso que se llama
intimidad. Los recuerdos escondidos renacen con Vámonos y
Si nos dejan, que en la voz de Pablo se escuchan renovados. No canta
mal las rancheras, acompañado por el Mariachi de Jesús Rodríguez
de Híjar.
Ya se van los vernáculos. También Eugenia
y Pablo, quienes regresarán entre aplausos para cantar Para vivir
y Sólo te pido... que me bajes una estrella azul, sólo
te pido que mi espacio llenes con tu luz.