ENTREVISTA
Ť Antonio Velázquez, premio Reina Sofía
de España 2000
El foxismo, amenaza para la libertad de investigación
Coordinador de la Unidad de Genética de Nutrición
del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Antonio
Velázquez advierte que el poder muy rara vez logra estimular la
generación de conocimiento y, por el contrario, más bien
lo sofoca y reprime
KARINA AVILES
La nueva política del Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología (Conacyt) pretende "completar un proceso de control
del gobierno" sobre las investigaciones y los científicos que las
realizan. De esta manera, la administración foxista ignora "el enorme
riesgo de que el poder muy rara vez logra estimular la generación
del conocimiento y, por el contrario, más bien lo sofoca, lo asfixia
y en muchas ocasiones lo reprime", afirma el científico mexicano
Antonio Velázquez Arellano, ganador del Premio Reina Sofía
de España 2000.
Doctor en ciencias biomédicas, advierte en entrevista
con La Jornada que hoy existe el peligro de que se frenen investigaciones
por motivos de carácter ideológico y político, porque
una vez que se pone a funcionar un mecanismo de control "habrá alguien
en el gobierno que quiera emplearlo" con dichos fines.
Expresa que los cambios en los mecanismos de apoyo a la
investigación proyectados por el Conacyt van en la dirección
de "coartar la libertad de pensamiento de los investigadores" y las implicaciones
de ello inclusive rebasan a la ciencia.
"Lo que Conacyt está haciendo es algo muy grave,
es el embate probablemente más grande, de tantos ataques que ha
sufrido la universidad, porque va hacia las raíces de lo que es
la casa de estudios. Es un ataque muy peligroso a la autonomía universitaria",
denuncia.
Velázquez Arellano es reconocido en el ámbito
internacional por sus estudios para prevenir el retraso mental en infantes
ocasionado por hipotiroidismo congénito. El especialista señala
que un gobierno que pretende coartar la libertad del investigador no puede
ser democrático.
En todos los países civilizados, agrega, quienes
deciden qué investigación se hace o no son los pares, es
decir, aquellos científicos que trabajan en la misma área.
Y para ello existe una serie de criterios de evaluación.
En el laboratorio de la Unidad de Genética de Nutrición
del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, de la cual
es coordinador, expresa su preocupación sobre la intención
del Conacyt de hacer que los mecanismos de apoyo dependan de las secretarías
de Estado, los gobiernos estatales y municipales, en lugar de que pasen
por las universidades, donde existe la libertad de cátedra e investigación.
"Entre dos tenazas"
El
científico recuerda y hace la cita textual de una declaración
a la prensa del director adjunto del Conacyt, Alfonso Serrano Pérez-Grovas,
quien dijo que "a diferencia del pasado, cuando las investigaciones eran
incorporadas a las universidades a las que estaban adscritos los científicos,
ahora formarán parte de las instancias que les correspondan", y
mencionó a secretarías de Estado y entidades federativas
como dichos organismos.
Los mecanismos de control, dice Velázquez Arellano,
tienen a los científicos "entre dos tenazas". Por un lado, el gobierno
tiene controlados los ingresos de los miembros del Sistema Nacional de
Investigadores (SNI), porque entre 30 y 50 por ciento de sus percepciones
ya no dependen de las universidades, sino del gobierno. Y por el otro,
pretende ejercer el control vía los apoyos a la investigación.
"Ya el gobierno mexicano mostró que efectivamente
puede utilizar estos mecanismos, ya demostró que nos puede apretar
por el lado del SNI (hasta hace poco el Conacyt no había pagado
la percepción de los investigadores correspondiente a diciembre)
y ahora también nos pueden apretar por el lado de los apoyos a la
investigación.
Además, añade, no todas las investigaciones
son políticamente neutras. Por ejemplo, hay estudios en el área
de ciencias sociales cuyos resultados pueden ser contrarios a ciertos intereses
políticos. Entonces, "mientras estas investigaciones actualmente
se realizan con libertad, una vez que se establezca una dependencia con
alguna secretaria de Estado es posible imaginar que alguien quiera frenar
esos trabajos".
El científico cuenta su experiencia personal. En
1977, un funcionario de la Secretaría de Salubridad y Asistencia
canceló el proyecto de tamiz neonatal relativo al estudio de sangre
en los recién nacidos para detectar si tienen alteraciones que producen
retraso mental. Debido a eso gran cantidad de niños nacidos entre
1977 y 1986 y destinados a sufrir ese padecimiento no pudieron ser salvados,
sostiene.
El motivo por el que se ordenó parar el programa
fue "estrictamente político", afirma Velázquez Arellano.
Explica por qué: dicho subsecretario era enemigo de un funcionario
de la misma dependencia, que pertenecía a la administración
anterior y había otorgado el apoyo para poner en marcha el proyecto.
"Por eso digo que cuando el gobierno tiene el control de las investigaciones
existe un peligro. A mí me tocó que se hiciera real", lamenta.
Por todo lo anterior, manifiesta que es "totalmente falso
que la ciencia pueda ser más eficiente para las necesidades de la
nación si los apoyos del gobierno en lugar de pasar por las universidades
lo hacen por los gobiernos estatales o las secretarías".
El que se pretenda decir a la sociedad lo anterior "es
una falacia de corte demagógico y un intento de engaño",
y "no se vale mentir en un gobierno que dice que es distinto de los anteriores
porque se basa en la verdad". La autoridad podrá decir que los apoyos
a la investigación se darán en función del juicio
de expertos ?"como una manera de poner una pantalla"? y no de decisiones
burocráticas o políticas.
Sin embargo, un investigador que dependa directamente
de la Secretaría de Agricultura probablemente no se va a enfrentar
a las políticas del secretario que vayan en tal o cual dirección
y tendrá grandes conflictos de interés. "Y justamente la
autonomía impide tener dichos conflictos, porque en una universidad
tengo libertad de investigación".
Recuerda que la historia dice que los descubrimientos
científicos han sido consecuencia de investigaciones que no han
pretendido resolver tal o cual problema, sino que han buscado el conocimiento
en una forma libre. Es sorprendente, puntualiza, que un gobierno que se
jacta de ser el primero en décadas elegido democráticamente
se conduzca de "forma absolutamente autoritaria, arbitraria, tomando decisiones
verticales y de corte palaciego".