El artista visto por artistas
Retrato en palabras
El fotógrafo aparece aquí retratado por
las miradas de otros artistas, colegas y conocedores de su obra, quienes
con testimonios y palabras contribuyen a fijar la imagen de un artista
que usó la cámara como proveedora de poesía, rasgo
que destacan los entrevistados, amén de su lucidez artística
vuelta originalidad, o la difícil capacidad de no repetirse ?característica
manifiesta en su acercamiento a los temas mexicanos? y, claro, su refinado
humor y pródiga longevidad
José Luis Cuevas, pintor. Es uno de los
artistas mexicanos con mayor proyección internacional y sin duda
el primer fotógrafo que ha dado México. Su obra es vastísima.
Es un privilegio extraordinario llegar a los 100 años totalmente
lúcido y recibiendo tantas muestras de admiración, no sólo
en su país sino en otras partes del mundo. Se distingue definitivamente
al artista en medio de una multitud: es fácil descubrir, detectar
en una exposición de fotógrafos del siglo XX, cuáles
son las fotos firmadas por él. Sus temas son de un hondo mexicanismo,
pero no un mexicanismo ramplón, sino uno de raíces profundamente
nuestras. Es un hombre que siempre está en busca de nuevos temas,
diría que estaría en el nivel del francés Henri Cartier-Bresson.
Raquel Tibol, crítica de arte. En su trabajo,
Alvarez Bravo combina tres elementos: identidad mexicana, simbolismo y
esteticismo, es decir, siempre busca el valor estético dentro de
la fotografía, no trabaja en función del valor documental.
No ha sido un documentalista, ha sido un compositor de imágenes.
Creo que ese no repetirse se fundamenta en su sentido de la composición.
No hay repetición de imagen pero sí una constante de un sentido
determinado de la forma. No es a la manera de Bresson el momento decisivo
sino que fotografía aquello que corresponde a su "pre-visión".
Trabaja con pre-visiones de ahí que muchas veces ese sentido de
la pre-visión esté presente, de manera que no hay reiteración
pero hay una constante. En sus fotografías hay un sentido de ironía
sutil que es un valor muy manejado sobre todo por los surrealistas, que
entran en ese terreno de juegos ambiguos para, en una primera instancia,
desconcertar al espectador y obligarlo a repetir la mirada. Manuel Alvarez
Bravo se ha ganado un lugar justamente porque ha manejado valores que otros
no, y ha dado un gran refinamiento a los factores de identidad mexicana.
Rogelio Cuéllar, fotógrafo. Es un
parteaguas en la fotografía contemporánea a nivel mundial,
que fija su mirada en un rostro y un paisaje mexicano, que descubre y vive
ese paisaje. Maneja una agudeza muy inteligente y eso lo podemos constatar
fácilmente en los títulos de sus fotografías. Es un
gran melómano, le encanta la música clásica, y posee
una de las grandes colecciones de fotografía contemporánea
mundial que comparte con otra de sus pasiones: coleccionar estampa europea
de los siglos XV y XVI.
Carmen Parra, pintora. Es el ojo más refinado.
Es el ojo del cíclope. No se repite nunca precisamente por esa cualidad
visionaria, y su sentido del humor tiene que ver con eso.
Paulina Lavista, fotógrafa. Su singularidad
radica en la pureza de sus fotografías, de su arte. No ha hecho
concesiones, y su posición artística es muy firme. Sus fotografías
no están contaminadas ni de publicidad ni de un afán de sensacionalismo
o de sorprendernos. No se repite porque el mundo tiene muchas facetas,
pero sí hay una estilo en él, un estilo que no ha buscado.
Cada una de sus obras es un encuentro que a él mismo, tal vez, lo
conmueve y nos da ese instante. Su admiración por otras artes lo
ha alimentado y puesto en una posición muy firme en cuanto a lo
que es, lo que hace y dónde pone los ojos. Los instantes que nos
da, no son precisamente pobres o deprimentes o ricos, son instantes del
alma, y de la vida y él ama la vida. Es uno de los 10 mejores del
mundo y desde que se inició indudablemente siempre lo han reconocido
como un artista exquisito. La fotografía mundial sin él no
se concibe. Es un gran fotógrafo que no pretende serlo. Ese, quizá,
es su chiste.
Yolanda Andrade, fotógrafa. Su obra está
dotada de poesía y sensibilidad, en la que ha integrado sus intereses,
como la música, el grabado, la pintura, la poesía, la literatura
y su vasta experiencia de vida. Es una persona cálida, sencilla,
sin la pose de los falsos genios que pululan en México. Es un hombre
profundamente autocrítico y un gran conocedor del arte en todas
sus manifestaciones. ERICKA MONTAÑO GARFIAS