24an1dep
TOROS
Ť "Por incumplimiento del trato" se suspendió
la corrida en la Plaza México
Viola el empresario la Ley de Espectáculos Públicos
en el DF
Ť Arbitraria medida a partir de las diferencias
entre Herrerías y un apoderado español
LEONARDO PAEZ
No, no fueron los verdes ecologistas, ni los protectores
de mascotas, ni preocupados asambleístas por los espectáculos
que ven los niños, vamos, ni siquiera alguna autoridad taurina de
uno de los gobiernos del cambio.
Quien logró la histórica hazaña de
cerrar la Plaza México en pleno triunfalismo de la temporada grande
2001-2002 fue... la propia empresa, gracias a su ineptitud para sobrellevar,
siquiera cuidando las formas, la brutal dependencia de toreros importados
en que su escasa visión ha sumido a la fiesta de toros.
La causa de tan insólito criterio empresarial -pelearse
con las propias utilidades y darle una patada a quien posibilita su negocio,
es decir, al público- no debe buscarse en el hecho de que por enésima
vez las figuras españolas escojan ganado, fechas y alternantes,
ya que en nueve años la empresa de la Plaza México no ha
sacado un solo torero mexicano capaz de llenar el descomunal inmueble,
sino en el protagonismo de un apoderado español y del empresario,
quien no dudó en tomar como rehén a un público que
no ha hecho sino soportar sus respectivas arbitrariedades.
Un
boletín revelador
Como para darle carácter legal a la irresponsabilidad
de suspender por despecho el festejo del domingo 20 de enero, el empresario
de la Plaza México envió a los medios un boletín no
por mal redactado menos revelador, en el que asienta que dicha medida obedeció
"al incumplimiento del trato para la actuación en dicha fecha, del
matador español 'José Tomás', ya que hasta el día
de hoy no tenemos comunicación oficial y directa por parte del señor
Martín Arranz apoderado del matador".
Para corroborar la trastabillante dependencia de la empresa,
el comunicado agrega: "Cabe mencionar que no programamos otro cartel ante
la posibilidad de que a última hora se presentaran o bien que nos
demandaran por no respetar su fecha y corrida". Pero, ¿se puede
demandar sin existir un contrato de por medio?
Y en su añeja costumbre de tomar el rábano
por las hojas, concluye: "En consecuencia por su falta de seriedad y respeto
a toreros, ganadero y sobre todo a la gran afición de la Plaza México
quedan rotas las relaciones y compromisos con cualquier torero que dicha
persona represente. Atentamente M.V.Z. Rafael Herrerías O. Director
General".
Así, Herrerías hace tratos o acuerdos verbales,
en vez de firmar contratos que comprometan legalmente a las figuras extranjeras
que necesita para darle algún atractivo a su espectáculo.
Como José Tomás desestimó el trato, el empresario
decidió contraponer al madrileño con el público, suspendiendo
el festejo en lugar de haber dado oportunidad a otros toreros incluidos
en el derecho de apartado.
Con tan singular estilo el empresario contraviene, además
de un elemental sentido común para hacer negocios, por lo menos
el artículo 43 fracción IV de la Ley para la Celebración
de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal, que obliga
a celebrar contratos con los participantes por lo menos con 15 días
hábiles de anticipación a la venta del Derecho de Apartado,
y el artículo 45 fracción IV de la misma ley, que obliga
al empresario a presentar a la delegación correspondiente, con cuatro
días hábiles de anticipación a la celebración
del festejo, "Contratos respectivos celebrados con toreros...". No tratos
especuladores.
Ahora, como el contubernio entre la empresa de la Plaza
México y la delegación Benito Juárez no tiene límite,
ni aquélla presentó contrato alguno con José Tomás
ni ésta exigió ningún contrato por el que se obligaba
a actuar al torero pretendidamente anunciado.
Taurinos confundidos
Como bien observó un viejo aficionado: "Los taurinos
españoles no respetan la fiesta brava de México porque los
taurinos mexicanos no han sabido respetarse a sí mismos".
Si los promotores, actuantes y autoridades de aquí
mal saben hacer su trabajo y hacer valer sus derechos o hacer cumplir la
normativa, las figuras importadas de inmediato miden el nivel de valores
taurinos de los países adonde llegan a hacer la América ?torear
novillos despuntados por toros y escoger ganaderías, fechas y alternantes
a cambio de miles de dólares por actuación, como pago por
darle un poco de vida a un espectáculo semimuerto el resto del año.
Si el "trato" inicial de la empresa con la administración
de José Tomás ?en su país la guerra, aquí la
comodidad? fue que éste matara en la Plaza México encierros
de Teófilo Gómez y de Manuel Martínez, y luego por
inconfesable antojo dicha administración exigiera encierros de Fernando
de la Mora y San Martín, es una cosa.
Y otra muy diferente es que el empresario haya querido
"castigar" al valeroso cuanto despistado diestro dejando al público
capitalino sin corrida, con lo que la importancia dada al torero rebasó
su responsabilidad para con el público. ¿Se atreverá
a intervenir por fin el gobierno de Andrés Manuel López Obrador
o seguirán los arreglos en lo oscurito entre la empresa y la delegación
panista?