La Jornada, 21 de julio de 1996

Cultura


Se abrirá una nueva investigación?

Incierto paradero del total de losdibujos mexicanos de Eisenstein

Raquel Peguero/II y última De lo perdido, lo que aparezca: los dibujos quemados de Sergei Eisenstein.

De la creaciónEl 7 de diciembre de 1930, Eisenstein llegó a nuestro país con la idea de hacer una película que describiera el espíritu mexicano. De inmediato se relacionó con artistas e intelectuales, fundamentalmente Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard y Gabriel Fernández Ledezma, quienes se convirtieron en sus lazarillos por la tierra azteca.

Ya había filmado La Huelga (1924), El acorazado Potemkim (1925) y Octubre (1927) y, metido hasta el tuétano en el cine, había dejado en segundo término su manía por dibujar. Pero al toparse con el muralismo, los paisajes, los vestuarios y colores de esta tierra, su mano comenzó a moverse enloquecidamente y a retomar esa veta olvidada, ahora con las influencias de quienes más lo impactaron: José Clemente Orozco y Diego Rivera porque en su bagaje ya traía las calaveras de José Guadalupe Posadas.

Segundo de los dibujos inéditos de Eisenstein hallados en México

En los cuatro años que vivió en México, realizó innumerable cantidad de dibujos, explica Eduardo de la Vega Alfaro, que van ``de la caricatura al dibujo irónico, a la vocación de retrato con un tratamiento realista. Es una variedad de estilos y temas que le sugiere la realidad misma, su impacto con México, las situaciones que vive y que trata de manera satírica''. Hay series que pueden clasificarse no como story board de la película Qué viva México! ``pero son ideas del tratamiento visual que quería hacer de ella. En algunos casos son homenajes o parodias del muralismo. Habría otra serie sobre ritos, como la fiesta taurina y la religión''.

Eisenstein dibujaba: ``muy rápidamente para no disturbar los elementos subconscientes'' le cuenta en una carta el pintor Jean Charlot a Marie Seton, y por ello ``son documentos sumamente interesantes acerca de su actitud mental''. Salvador Elizondo, en el prólogo al libro que editó la Cineteca Nacional sobre los dibujos que tenía en su acervo, dice que ``no hace falta ser 'freudiano' para descubrir el significado simbólico de (sus) contenidos. A nadie escapa la persistencia de ciertos motivos íntimamente relacionados a la concepción vienesa del esquema oral-anal de la personalidad (...) En el caso Eisenstein es fuerza incurrir en los extremos. Cierto, la dialéctica de la sexualidad es evidente en el movimiento que describen las pasiones que habitan el universo profundo de la mente de este artista (...) Nótese la desmedida reserva y decoro que guarda ante la posibilidad de caer en la vulgaridad, en la obscenidad, en la pornografía y que, sin embargo, no le impide caer en la más ingeniosa ironía blasfematoria''.

A la extinción

Una buena parte de los dibujos que hizo el director soviético en México se la llevó a la ex URSS y se conservan en el Museo Eisenstein de Moscú, bajo la custodia de su biógrafo Naum Kleiman. De hecho existe un catálogo (consultable en Filmoteca de la UNAM) con una selección y prólogo de Kleiman. De esa obra, la galería Baker de Nueva York señala De la Vega adquirió varios dibujos expuestos en 1933 en esa ciudad. Otra parte se quedó en México, como regalo a sus amigos Roberto Montenegro, Carlos Mérida, Gabriel Fernández Ledezma y su esposa Isabel Villaseñor; Elias Nandino, Agustín Aragón Leyva, y ahora sabemos, Jorge Palomino.

No se sabe a ciencia cierta el paradero de toda esa obra que quedó aquí. La historia es turbia y llena de rumores, que van de la falsificación a la salida misteriosa del país; de su extinción por fuego, al robo propiciado por la confusión del incendio de Cineteca, y hasta la pérdida, por descuido, de sus dueños originales. También se ha dicho que las colecciones de Fernández Ledezma y Nandino fueron adquiridas por Rodolfo Echeverría cuando era el ``jefe supremo del cine''.

Consultado al respecto, Echeverría muy amable, aseguró vía telefónica, que tuvo treinta y tantos dibujos, ``pero los cedí a la ANDA (Asociación Nacional de Actores) o a la ANDI (Asociación Nacional de Intérpretes), no recuerdo, y otros a particulares, a algunos cineastas. Me quedé sólo con uno, porque no tuve la visión de guardarlos''. Tampoco recordó cómo los adquirió, aunque dijo no se los compró a Nandino; ``hace como 20 años de eso, eran de un amigo que los tenía debajo de su cama. Lo único que recuerdo es que los enmarcamos muy bonito y se colgaron en un salón muy grande''. En la ANDA, su secretario general, Humberto Elizondo, sorprendido dijo no saber nada ``nunca los he visto, lo que tenemos es el mural de Siqueiros que cuidamos bajo encargo del INBA, porque es patrimonio nacional''. En la ANDI, su vicepresidente, Mario Casillas, negó que los tuvieran, ``qué más quisiéramos, los tendríamos expuestos!``Al parecer nadie tiene el dato exacto la colección de Fernández Ledezma, la más amplia, la compró la antigua Cineteca Nacional, y había algunas copias en el Banco Cinematográfico. Eran 39 dibujos del acervo de Cineteca, 20 de los cuales se exponían en el lobby de su edificio de Churubusco y Tlalpan, cuando se incendió en 1982. Su combustión, sin embargo, fue puesta en duda el pasado 9 de junio, cuando Eduardo de la Vega aseguró, durante la presentación del libro Yo. Memorias inmorales, de Eisenstein, que el fuego no llegó hasta allá y, fue secundado por el titular de Cinematografía de RTC, Mario Aguiñaga, quien dijo que, aunque la respuesta oficial fue que sucumbieron al fuego ``hay dudas. No hay mucha información más que la parte policiaca'', y dijo estar de acuerdo en que ``se hiciera una nueva investigación''.

Jorge Durán Chávez era director de Cineteca en 1982: ``nada más duré un año: fue llegada y despedida. No me corrieron, renuncié porque fui llamado a la campaña de Miguel de la Madrid''. Tampoco sabe de dónde procedían los dibujos, acervo de esa institución: ``cuando tomé posesión ya estaban ahí y con la desgracia prácticamente todo lo que era la biblioteca cinematográfica, con periódicos, dibujos y carteles, se consumieron. No supe ni me reportaron que se salvara cosa alguna''. Que fueran copias las que estaban exhibiéndose, dijo, es una versión que ``carece de fundamento. Hubo muchos rumores y mentiras en ese tiempo, incluso de la causa del incendio; no pusieron una bomba: fue un lamentable accidente''.

El ex director de Cineteca, quien ese día se salvó ``de milagro'' le cayó encima un plafón mientras sacaba a la gente de la sala Toscano y quedó varios minutos sepultado, señaló que en el siniestro se perdió también un cuadro de Diego Rivera que donó el Indio Fernández, ``no recuerdo si era un Zapata o un Juárez''. Respecto a que se abra una nueva investigación dijo: ``sólo que investiguen por señales o satélite, ya no hay indicios de nada; ahora ahí está el Centro de las Artes. Todo se aclaró, ahí están los certificados que le tocó publicar a Alberto Isaac. El peritaje que se hizo fue totalmente libre y limpio para que no hubiera dudas''.

Pero la duda existe se abrirá una nueva investigación?


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