Capital
Ver día anteriorDomingo 19 de octubre de 2025Ediciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Tu colonia

Antes de ser hogar de obreros fue zona chinampera

Infonavit Iztacalco tuvo su propio lago hace 53 años

La integran 5 mil 691 viviendas, desde casas hasta penthouses

Foto
▲ Los arquitectos vascos Mariano Benito Araluce e Imanol Ordorika, junto al mexicano Francisco Serrano, diversificaron los moldes de cada sección y en las zonas abiertas se priorizó el uso peatonal al ofrecer paisajes agradables ante la dimensión de los edificios, además del lago artificial, donde hace 50 años los niños, como Julio, fueron felices. La pagoda es distintiva de la zona.Foto Museo Archivo de la Fotografía y Jair Cabrera Torres
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de octubre de 2025, p. 25

Antes de que se colaran los primeros bloques de concreto, el terreno donde hoy se erige la unidad habitacional Infonavit Iztacalco –reconocida por las autoridades como colonia– era un paisaje chinampero. Ahí crecían acelgas y betabeles que los niños recogían para llevar a casa.

Isabel Cuevas Velasco, vecina de la colonia Carlos Zapata Vela, que está frente a ese complejo, del otro lado del Circuito Interior Río Churubusco, recuerda que muchas mujeres acudían a lavar al río con sus hijos a cuestas “porque no había agua y los chinamperos nos daban permiso de venir aquí”. A falta de lavaderos, se acomodaban en las piedras, “cargando tinas y chamacos en la espalda”.

Con los años, aquella vida rural dio paso a la urbanización. En 1972 se construyó el conjunto Infonavit Iztacalco, una de las unidades habitacionales más grandes de la Ciudad de México. Más de medio siglo después conserva la magnitud de su diseño original: 5 mil 691 viviendas que van desde departamentos, dúplex y triplex hasta casas solas y en algunos casos penthouses.

Divididos de norte a sur, los bloques se distinguen por los colores que delimitan sus siete secciones y cada una cuenta con plazas emblemáticas que, desde su origen, se convirtieron en el corazón de la vida comunitaria. En medio de ese paisaje urbano estuvo un lago artificial, que marcó a toda una generación de vecinos.

Julio Reséndiz Domínguez fue uno de los primeros en estrenar la sección Corales. Él recuerda su infancia: “padrísima y llena de convivencia por las tardes. Esto era una fiesta. Era correr, brincar, jugar a la cuerda, a los encantados… convivíamos grandes y pequeños”.

Para muchos obreros, mudarse a esa zona significó dejar atrás las viviendas precarias y acceder a una propiedad digna y moderna. El nombre proviene del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, que hizo posible la adquisición de casas mediante créditos en plazos de 10 a 20 años.

Al contar con apenas dos primarias –la David Alfaro Siqueiros y la Carta de los Derechos–, el crecimiento poblacional ocasionó que los niños tomaran clases en un edificio de la sección Colorín. Además, la única secundaria estaba ubicada en la parte de lo que hoy es Canal de Tezontle y el Circuito Interior Río Churubusco; “la llamaban la gallinera, porque estaba construida con láminas.

Con el paso del tiempo, aquellas aulas precarias dieron lugar a instituciones consolidadas. Actualmente, la secundaria diurna 209 Francisco Villa es la única institución de ese nivel dentro de esta colonia. “La escuela era acreedora de varios premios a nivel nacional, incluso por el nivel de educación que se impartía”, recuerdan los vecinos.

Un poco de fama

De todas las secciones de la colonia, Aguamiel es quizá la más conocida. Sus muros morados y la gran cancha de basquetbol la convirtieron en locación habitual de comerciales, telenovelas y películas, incluso a escala internacional. “Aquí se han filmado no menos de 30 o 40 comerciales”, recuerda Reséndiz. La popularidad se atribuye al colorido de la sección, considerado “muy vivo y de buen humor”.

Entre las personalidades que han pasado por sus pasillos están el ex futbolista Rafael Márquez y actores como Benny Emmanuel y Nora Velázquez, quienes protagonizaron Cosas imposibles, filmada en 2021.

Al fondo, en la calle Peyote hacia la avenida Cordilleras, se aprecia la emblemática parroquia San Felipe de Jesús, conocida como “la pagoda de Iztacalco”. Su arquitectura de estilo japonés con fachada verde con vitrales no siempre estuvo así. En un comienzo las misas se realizaban bajo un techo de lámina, hasta que el templo fue construido en 1994.

Justo a la vuelta, en el parque Infonavit Iztacalco, resuena la energía de “las chicas doradas”, un grupo liderado por Virginia Sánchez que desde hace tres décadas reúne a señoras de la tercera edad para ejercitarse al ritmo de la música de marimba.

Cecilia Hernández rememora: “Cuando llegamos aquí había un lago; cada ocho días subíamos a las trajineras”, aunque se secó en 1979. Ahora es un parque, rodeado de pasto y concreto, sobrevive como un muy grato recuerdo de aquellos paseos donde los novios solían encontrarse.

Lo que sí permanece es el tianguis de la avenida Girasol, con sus lonas rojas y toda clase de mercancía, donde comerciantes de distintas partes de la ciudad abastecen a más de 22 mil habitantes.

La llegada de la línea 8 del Metro transformó la vida en la colonia, rodeada por avenidas como Río Churubusco, Canal de Apatlaco, Canal de Tezontle y Francisco del Paso y Troncoso, lo que también trajo consigo una oleada de automóviles.

Ese crecimiento detonó problemas de inseguridad, sobre todo el robo de autos. Sin embargo, hoy se respira mayor tranquilidad: el encarecimiento de la vivienda en la ciudad devolvió a muchas de las primeras generaciones y ahora predominan los adultos mayores.

Afuera, el contraste por la inseguridad es notorio, pero dentro persiste un aire distinto con murales artísticos, entre la memoria de lo que fue y lo que aún existe.