lo largo de esta semana las intensas lluvias no han dado tregua en amplias regiones del país y la normalidad aún no se restablece en muchas comunidades de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Chiapas y Tabasco
Las inundaciones han dejado carreteras cortadas, viviendas anegadas y extensas superficies agrícolas bajo el agua. En Veracruz, estudiantes y docentes han denunciado la falta de condiciones para reanudar clases, mientras en Puebla y en el valle de México continúan las labores para reabrir caminos y reconectar las redes de abasto. En algunas comunidades, los habitantes manifiestan una comprensible exasperación ante la lentitud o la insuficiencia con que llega la ayuda.
Frente a esta situación, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha mantenido presencia constante en las zonas afectadas y reiterado el compromiso de su gobierno con las familias damnificadas. “No están solos; seguiremos apoyando hasta el último minuto”, afirmó al supervisar los trabajos de limpieza y reconstrucción. La mandataria difundió además un mensaje en video en el que detalló las acciones emprendidas para garantizar el abasto de agua, alimentos y atención médica. Asimismo, dependencias federales y estatales –como la Secretaría de Agricultura, que evalúa los daños a cultivos en Puebla, y la Cofepris, que envió mil 500 brigadistas a las zonas siniestradas– refuerzan las tareas de apoyo y prevención sanitaria.
Aun así, el reto sigue siendo inmenso. Es imperativo redoblar los esfuerzos para impedir que un desastre natural derive en catástrofe social y que los daños materiales causen un retroceso en el exitoso combate a la pobreza del sexenio pasado y el actual. La emergencia no termina con la entrega de víveres: será necesario restablecer por completo las comunicaciones, reparar viviendas y apoyar la reposición de los menajes de quienes lo perdieron todo. La magnitud de los daños exige coordinación interinstitucional, seguimiento continuo y sensibilidad hacia las necesidades de las poblaciones rurales y urbanas más golpeadas.
En medio de la adversidad, la ciudadanía ha vuelto a mostrar su espíritu solidario. Colectivos vecinales, estudiantes y organizaciones civiles han emprendido campañas para reunir alimentos, medicinas y ropa. A esta generosa respuesta debe sumarse el esfuerzo sostenido de autoridades y sociedad, para que la reconstrucción avance con la misma fuerza con la que el pueblo mexicano ha sabido siempre tender la mano a quien lo necesita.