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Primer aniversario de la primera presidenta de México

Día de fiesta para los cuatroteístas que acudieron al Zócalo a arroparla

En 56 minutos, Sheinbaum hizo un resumen de sus logros// Invitados especiales quedaron atrás de las vallas

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▲ En medio de la celebración de ayer en el Zócalo surgieron entre la multitud gritos en exigencia del fin del genocidio en Palestina.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de octubre de 2025, p. 4

Todos los caminos confluyeron en el Zócalo este domingo. Y las calles aledañas también eran una romería antes de que la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, rindiera ante la multitud el Informe de su primer año de gobierno.

Acudieron al corazón de la República, como definiera la propia Sheinbaum, para escucharla lanzar un mensaje rotundo: “quien traicione al pueblo, quien robe al pueblo, enfrenta la justicia. El poder no es para enriquecerse, es para servir con humildad...”

Era un día de celebración para los cuatroteístas que llegaron a arropar a la mandataria. O casi para todos. Alguien en este Zócalo tuvo seguramente un día incómodo: el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López, quien, como el resto de los invitados especiales, con excepción de los gobernadores, quedó literalmente atrás de las rejas.

En una mañana muy de otoño, en la Plaza de la Constitución ayer se puso fin una inédita manera de presentar un Informe de gobierno. La Presidenta recorrió durante un mes las principales plazas de los estados para asegurar a los mexicanos: “nuestro país transita por un camino de justicia social…”

Así, durante 56 minutos ella desgranó las cifras de sus logros. Fue un apretado resumen de 365 días donde no han faltado algunas turbulencias políticas, sobre todo en la relación con el vecino del norte y su nuevo gobierno. Sin embargo, ayer la mandataria recurrió nuevamente a la ponderación, y sólo hizo una referencia directa y optimista: “llegaremos a un buen acuerdo (comercial) con Estados Unidos”. Pero otras hubo donde la alusión se entendía claramente.

Desde el inicio del discurso, Sheinbaum dedicó sentidas expresiones de afecto y compromiso al fundador de todo este movimiento político: Andrés Manuel López Obrador.

Vehemente, la Presidenta hizo una elegía a su antecesor: “fue, es y será siempre un ejemplo de honradez, austeridad y profundo amor a México. Nunca se rindió ante la presión, nunca se vendió a los poderosos, nunca se apartó de sus principios. Y, escúchenlo bien: ¡su Presidenta tampoco lo hará!”

Y no dudó en sincerarse: el rumbo del país es una herencia del tabasqueño. Todo, rubricado con una frase dirigida a quienes, aseguró, pugnan por la división entre ambos liderazgos: “no lo lograrán”, vaticinó.

Más adelante, y no obstante lo colmado del Zócalo, entre la celebración surgieron gritos perfectamente audibles, desesperados: “¡Paren el genocidio en Palestina!” Un grito que llevaba implícita la demanda contundente al gobierno de Sheinbaum de dar un golpe de timón en la política exterior mexicana hacia el conflicto en Gaza.

Con enjundia, corearon nuevamente sus reclamos cuando ya Sheinbaum se presentaba ante la multitud; portando algunas banderas palestinas exigieron la ruptura de relaciones con Israel.

Las evocaciones románticas al origen del movimiento político de la Presidenta contrastaron con las decenas de pancartas, globos y mantas de los transfigurados… Fue imposible que pasaran inadvertidos los actores del viejo régimen convertidos ahora al cuatroteísmo: Ricardo Aldana, líder del sindicato petrolero –otrora tan cercano al ine-fable Carlos Romero Deschamps, insigne representante del viejo régimen– ahora en las primeras filas del festejo.

También deambulan en el Zócalo contingentes y líderes de las confederaciones Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), el sindicato magisterial y demás membretes.

Pero también hay miles de asistentes para quienes la presencia del corporativismo en las primeras filas, si bien los desplazan de los espacios de privilegio más cercanos a la mandataria, no les mina el ánimo. Se asumieron convencidos del carácter histórico de esta celebración del aniversario del gobierno de la primera presidenta de la República.

Y en ese ánimo festivo de la convocatoria, muchos grupos se hicieron escuchar a través de diversos ritmos musicales, los carteles ingeniosos y la vendimia. Ciertamente, muchas bandas musicales confesaban al paso, haber tenido el patrocinio de decenas de liderazgos locales de todo el país, quienes así querían hacerse sentir para asegurar su futuro político. Ya sea un alcalde, o un diputado federal o local, o acaso un dirigente morenista regional… todos buscaban aparecer con sus contingentes.

En tanto, en la Plaza de la Constitución, en los minutos previos a llegada de Sheinbaum, desde el templete principal, de muchas formas se intentó animar a la gente y espabilarla del cansancio por el largo recorrido y la desmañanada. Y en muchos casos lo lograron.

Prendida con las canciones de Los Ángeles Azules, que interpretó un grupo, la secretaría de Energía, Luz Elena González, sorprendió con unos pasos de baile cumbiamberos a los muy sobrios secretarios de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, y de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, quienes ya estaban a la espera de la mandataria.

Todo el gabinete acudió al Informe, con excepción de los secretarios de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, y de Economía, Marcelo Ebrard.

Quien apenas alcanzó a llegar fue el secretario de Marina, Raymundo Morales, trasladándose en motocicleta para sortear el intenso tráfico en torno al Centro Histórico capitalino y arribar apenas 20 minutos antes del arranque.

Su empeño le permitió escuchar el mensaje medular de Sheinbaum contra la corrupción y la advertencia de no enriquecerse al amparo del poder.