Expertos y docentes aseguraron que estas acciones dejarán huella en los menores

Sábado 4 de octubre de 2025, p. 15
A pesar que la venta de productos ultraprocesados se mantiene en las inmediaciones de las escuelas con pequeños puestos ambulantes que ofertan frituras, jugos, refrescos y golosinas, “hay efectos positivos que ya se ven en los alumnos y sus familias por el impacto de prohibir su venta y consumo en los planteles. Mucho de lo que aprenden los niños y adolescentes en la escuela sobre alimentación saludable y nutritiva, les está dejando una huella”, afirmaron directores, docentes y especialistas.
En entrevista con La Jornada, Liliana Bahena, coordinadora de la campaña Mi escuela saludable, de El Poder del Consumidor, destacó que en la más reciente Encuesta Nacional para Conocer las Opiniones de Madres y Padres de Familia en relación con la aplicación de los Lineamientos de alimentos no permitidos en las escuelas del país, elaborada por la agencia Dinamia y difundida en septiembre pasado, “constatamos que más de 50 por ciento de los hogares redujo el consumo de estos productos, y son los niños los que más abogan por ello”.
Entre los hallazgos se incluye que 84 por ciento de los padres dijo estar de acuerdo con prohibir la venta de comida chatarra en los planteles; 71 por ciento envía loncheras con alimentos más saludables, y 60 por ciento de las niñas y niños comen más frutas y verduras.
Lo anterior lo afirmó el profesor Francisco Bravo, director de la escuela primaria Leonardo Bravo, que lo ha constatado con sus alumnos. “Hemos notado que el consumo de verduras, sobre todo, es cada vez mayor. Antes había mucho desperdicio de estos alimentos en el comedor escolar, porque a los niños no les gustaba”. No obstante, reconoció que afuera de las escuelas hay venta de productos chatarra, incluso en papelerías cercanas, “ya no podemos incidir, porque le corresponde a otras autoridades”.
Niños, los más interesados en alimentarse mejor
En un recorrido realizado por La Jornada por escuelas de la Ciudad de México, se constató que hay presencia de vendedores ambulantes con pequeños carritos en los que se ofrecen toda clases de dulces y botanas ultraproceados, refrescos, jugos y yogures de diversos sabores.
No obstante, los propios comerciantes han ido incluyendo una pequeña barra de fruta picada y de verduras ralladas, principalmente jícama, pepino y zanahoria, que ofrecen con limón y picante, así como ensaladas o galletas integrales.
Por su parte, Rubén Benitez, vendedor y tesorero de la Coalición de Comerciantes del Suroeste de Xochimilco, y quien cuenta con un local cerca de cinco instalaciones educativas, aseguró que “hemos intentado introducir en la oferta productos con ingredientes más naturales como el amaranto, la avena o la fruta cristalizada, que en esta zona se hace de forma artesanal, pero se nos queda la mercancía, porque no siempre hay demanda”.
Indicó que “hay puestos cercanos a nosotros que venden ensaladas, sándwich y cuernitos con jamón; sin embargo, lo primero que se le acaba son las donas y el café. También hay una demanda de estos productos, que no es fácil cambiar”.
Al respecto, Bahena señala que “todo es un proceso de largo plazo. Los hábitos se cambian poco a poco”. Lo que más nos llama la atención, explica, es la respuesta de niñas, niños y adolescentes que son “quienes más interés tienen en buscar una mejor alimentación, y lo que está impulsando un cambio en casa, porque no es sólo la escuela. Como adultos debemos asumir qué queremos hacer por el bienestar de nuestros hijos y de la sociedad”.