asi al mismo tiempo, en 1997, se conocieron los casos de Marcial Maciel y Samuel Joaquín Flores. El primero, fundador de los Legionarios de Cristo, y el segundo, autollamado apóstol de La Luz del Mundo. Hace poco menos de tres décadas, La Jornada, casi en solitario, dio a conocer que ambos personajes tenían señalamientos de abusos sexuales.
Maciel y cercanos a él demeritaron las contundentes pruebas hechas públicas por quienes en su adolescencia padecieron agresiones del legionario mayor. La insistencia de los denunciantes y la solidez de las pruebas que publicaron crecientemente ganaron espacios hasta lograr cerrar el círculo en torno a Marcial Maciel, círculo del que no pudo librarse y quedó evidenciado ante la opinión pública como lo que realmente siempre fue: un depredador sexual que medró al amparo de su “prestigio” eclesiástico.
Durante la tercera semana de mayo de 1997, el entonces reportero de La Jornada Salvador Guerrero Chiprés dio a conocer que quien fuera responsable de educación y cultura de La Luz del Mundo hizo eco a las voces de mujeres agredidas por el dirigente Samuel Joaquín, hijo del fundador Aarón Joaquín y padre de Naasón Joaquín. Este último fue encarcelado en septiembre de 2023 en Estados Unidos por varios delitos. Naasón subió al trono de La Luz del Mundo en 2014 y, como sus antecesores, ostenta el título de “Apóstol de Jesucristo en la Tierra”. Los tres Joaquines divulgaban entre sus seguidore(a)s que eran de origen divino, por lo cual sus respectivas feligresías debían seguir la voluntad que manifestaban en público y en privado.
En abril de 2009 referí (ya lo había hecho en 1997 en la revista Lectura Alternada) la similitud en el modus operandi de Marcial Maciel y Samuel Joaquín. El mismo día en que mi artículo fue publicado en estas páginas, Moisés Gutiérrez Coronado, apoderado legal de La Luz del Mundo, remitió una carta a El Correo Ilustrado, en la cual afirmaba que yo hacía “señalamientos calumniosos” a su líder. Argumentó que las acusaciones levantadas en 1997 contra Samuel Joaquín no prosperaron legalmente, lo cual era cierto. Nada más que el “apóstol” salió ileso jurídicamente no por falta de solidez de las pruebas, sino por la complicidad encubridora de las autoridades que investigaron el caso.
En El Correo Ilustrado precisé que “si de aclarar o mostrar inconformidad con mi antiguo párrafo [de 1997] se trataba, ¿por qué es el apoderado legal de la asociación religiosa quien lo impugna y no directamente el mencionado Samuel Joaquín? ¿Cuál es el objetivo de haber comisionado a Moisés Gutiérrez para que me hiciera “precisiones”? ¿Acaso se busca amedrentarme y darme a conocer que el despacho legal de la institución va tras de mí?”
Los líderes de La Luz de Mundo han sido muy eficaces para encontrar resquicios y tejer redes con distintos partidos políticos, lo que les garantizó el ejercicio del dominio en la sede territorial asentada en Guadalajara. Cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenzó su declive, en La Luz del Mundo se prepararon para nuevos tiempos y tejieron alianzas con el Partido de la Revolución Democrática (PRD). En 2004, después de varios acercamientos entre el liderazgo de la Iglesia La Luz del Mundo y un sector del PRD, ambas cúpulas formalizaron un acuerdo para que la asociación religiosa tuviera presencia en el perredismo mediante una corriente llamada Expresión Liberal de la Izquierda Mexicana, la que contaba con el respaldo absoluto de los dirigentes eclesiales de La Luz.
La cabeza visible de la nueva corriente perredista era Rogelio Zamora, quien por varios años militó en el PRI y llegó a ser diputado federal por tal partido. En 1997 Zamora intentó, sin éxito, defender en los medios al máximo líder de su iglesia, Samuel Joaquín, cuando fue acusado por varias personas de abusos sexuales. Al identificarse con el PRD, la dirigencia luminista rompió su alianza histórica sostenida con el PRI durante varias décadas. Sucedió que el PRD se abrió a grupos que antes evadía o rechazaba abiertamente. El liderazgo de La Luz del Mundo ofreció al perredismo, según información de entonces, “no menos de un millón de adhesiones” al proyecto político del mencionado partido. Fueron cuentas alegres que vendieron y hubo quienes las compraron.
En un acto que no ha sido aclarado, sobre todo cómo fue que se preparó y tuvo asistencia de figuras del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el 15 de mayo de 2019, el Palacio de Bellas Artes fue facilitado a la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México (APEM) para un concierto musical y entregar una medalla a Naasón Joaquín García. Curiosamente la APEM estaba bajo la directriz del mismo personaje galardonado. El organismo fue gestado como brazo secular de la agrupación religiosa y buscaba influir en la sociedad civil, al igual que en medios políticos, diseminando valores propios de los integrantes de La Luz del Mundo.
Finalmente, el reconocimiento a Naasón en el Palacio de Bellas Artes se frustró por distintas circunstancias, pero el propósito de usar el centro cultural para ensalzar al “profeta” contó con la participación de varios políticos, incluyendo a figuras de Morena, que se vistieron de gala para ser testigos de tan solemne ocasión. Es necesario hoy deshacer los enredos lumínicos que se han tejido en algunos sectores del morenismo.