Hacer caso a la voluntad ciudadana
ese a los esfuerzos denodados de Ricardo Monreal por lograr un acuerdo que impusiera a algún miembro del PAN en la mesa directiva de la Cámara de Diputados, los azules –también Monreal– se quedaron con las ganas, por el momento, de llevar agua a su molino.
Como la democracia a final de cuentas es la madre de todas las interpretaciones que la contradigan, será fácil para la oposición al régimen actual buscar “razones” para gritar que se le ha violado, que se ha hecho trizas a la ley y que el gobierno sigue los pasos del autoritarismo más puro.
Claro, estamos hablando de los acuerdos entre los minúsculos grupos políticos que se dicen representantes de la población. A esos tratos, muchas veces vergonzantes, se reduce la democracia según esos miembros de los partidos políticos.
Pero desde luego, hay cuestiones incontrovertibles y una de ellas es la voluntad de la población manifiesta en las urnas, esa gente a la que nunca se le preguntó si estaba de acuerdo con que el poder que se ejerce en cualquiera de las Cámaras legislativas debería repartirse.
Los ciudadanos confiaron su deseo –para bien y para mal– de que una propuesta, la que eligieron, se convirtiera en gobierno.
En ningún momento condicionaron su voto a un reparto “democrático” del poder. Los acuerdos entre partidos para aparentar un sistema político justo, son acuerdos que frustran el deseo del ciudadano. Ya es hora de hacer caso a la voluntad ciudadana y enderezar la vida política del Legislativo, eso sí, para lograr el ejercicio de una democracia más cercana a su propio espíritu.
Hoy más que nunca, los opositores al régimen tienen voz y la alzan desde todos los medios a su alcance –casi la totalidad–, y desde ahí fijan su postura respecto de las políticas públicas que ejerce el Ejecutivo y también de los chismes e intrigas que se tejen en el lado oscuro de la política.
Por todo eso deberíamos decir que no hay contradicción en cuanto a que Morena siga, pese a los acuerdos, a cargo de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, cuando menos hasta el día 5. Los acuerdos políticos a espaldas de la gente un día u otro fracasan, por eso la democracia nuestra es tan endeble, porque le niegan fuerza y razón al voto. Eso debe acabar ya.
Y es que ¿de verdad se podía creer que alguien en Morena, además de Ricardo Monreal y sus secuaces, podía aceptar que las sinrazones de la señora López Rabadán, o los intereses, siempre oscuros de Federico Döring, o el inconfundible olor a traición de Germán Martínez o la representante de uno de los peores gobiernos de la larga noche neoliberal, Margarita Zavala de Calderón, que cualquiera de los cuatro estuviera en la mesa principal de la Cámara el día en que la Presidenta rindiera su primer Informe?
No, nunca lo iban a aceptar, y con la ley en la mano, esa que dice primero que cuando menos la tercera parte de los diputados debe aceptar a quien proponga el PAN y que se tiene hasta el día 5 para lograr el acuerdo que lleve a uno de los azules a la mesa directiva, se levantó el rechazo.
Monreal dijo a quien quiso creerle que de los cuatro propuestos alguno de ellos irá a la mesa, pero de entre los panistas y los morenistas se tienen reservas sobre para qué lado mascará la iguana. Lo cierto es que se han pedido nuevos nombres en bien de un acuerdo que deje satisfechos a unos y otros. Por lo pronto, no hay acuerdo, es decir, al cierre de Ciudad Perdida nada había cambiado. Ni Monreal.
De pasadita
¿Y entonces? ¿Para el Mundial de fut las calles seguirán iguales o peores? La ciudad está hecha trizas, ¿de qué manera hay que decirlo para que se entienda? El parcheo en las calles ya es parte del problema y las banquetas son cada vez más peligrosas. ¿Hasta cuándo?