ay libros que, cuando salen al mercado, son una bomba. Sea por calidad y pertinencia o porque su distribución se acompaña de una agresiva campaña publicitaria, circulan profusamente y la república de las letras los comenta y recomienda. Otros, en cambio, ven la luz discretamente, pero, dotados de pies, caminan solos a lo largo de los años. Se leen, se consultan, se vuelven referencia.
El retorno: Una historia de encuentros y desencuentros en la izquierda social mexicana: La Unión de Colonias Populares del Valle de México, sus orígenes, sus organizaciones es parte de los segundos. Escrito por Roberto Rico Ramírez a lo largo de siete años y publicado por primera ocasión en 2011, está punto de que su sexta edición salga a la calle.
Con el impulso de la Brigada para Leer en Libertad, el libro es solicitado por activistas y estudiosos de Baja California a Yucatán, quienes encuentran en sus páginas lo mismo una vieja foto del álbum familiar que una sistematización meticulosa de una de las principales corrientes del movimiento urbano popular en el valle de México.
La Unión de Colonias Populares (UCP) fue una muy importante organización social, construida en la década de los 70 y 80, en la que participaron cristianos socialistas y la corriente política Grupo Compañero, que, más adelante, dio vida a la Organización Revolucionaria Compañero (ORC) y a su expresión pública, el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP).
El retorno aborda la historia de Compañero, que se inicia en 1972, a partir de la reunión de nueve militantes (hay quien dice que fueron ocho) de la célula Carlos Marx de la Liga Comunista Espartaco (LCE), en San Gregorio, Xochimilco. Según Carmelo Enríquez, uno de los fundadores, toma ese nombre del periódico Compañero, que se distribuía en las fábricas del valle de México de manera clandestina.
Hasta la aparición de la obra, la organización era muy poco conocida públicamente, salvo en círculos de izquierda radical. Trabajos (excelentes) como La apropiación del maoísmo en México (shorturl.at/Am1H1), de J. Rodrigo Moreno, tuvieron en el libro de Rico un gran soporte.
La obra incluye también una aproximación a la Coordinadora Línea de Masas, agrupamiento de organizaciones maoístas que buscaban construir un partido proletario; apuntes sobre el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP); viñetas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Ciudad de México; historias como la de la Coordinadora Nacional de Movimientos Populares Línea de Masas, que congregó entre 2010 y 2018 a núcleos que habían sido parte de Compañero, y un anexo de documentos relevantes de esta expresión política.
Como sucede en muchas viviendas populares, donde una vez terminada la construcción se van añadiendo con el paso de los años nuevas habitaciones, con cada edición de El retorno, el autor agregó capítulos adicionales y documentos relevantes. La última incluye trabajos sobre la Unión de Trabajadores del Campo (UTC), el testimonio de un militante que llegó a la 4T proveniente del PMT y otro más sobre el trabajo cultural en Tizayuca.
Rico nació en 1953, en el poblado San Antonio, donde se encuentra un ingenio azucarero cerca de Cortazar, Guanajuato. Su padre era jornalero agrícola. Su madre fue siempre una mujer luchona que empujaba para sacar adelante a la familia. Fue ella la que dijo: “vamos, tenemos que buscar otros aires en otro lugar”, y se trasladaron al Distrito Federal. Su papá trabajó como jardinero para Vicente Lombardo Toledano.
El autor ha sido organizador urbano popular, sindical y campesino. Fue diputado y dirigente partidario. Es promotor de lectura. Habitante de Lomas de Padierna, conoció allí a un sacerdote y activistas cristianos que hacían labor, y que se incorporaron a Compañero. Roberto aprendió con ellos maoísmo y marxismo, a organizar colonos y la Ley Federal del Trabajo. Fue líder sindical en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados. Asesoró luchas obreras como la de Acros.
Rico escribió el libro para recuperar su histo-ria y la de los suyos. Al andar en el activismo se encontró con antiguos compañeros, que seguían en la lucha, aunque la ORC ya no existía. En es-tos cruces de caminos, vio que los orígenes del proyecto en el que participó casi no eran conocidos por quienes seguían empeñados en organizar al pueblo. “Eso no está ni en los libros de historia ni en nada”, cuenta. Así que se puso a recopilar esas experiencias. Le facilitó las cosas ser un ratón de biblioteca que conserva todo tipo de papeles: volantes, folletos, periódicos, revistas.
A la hora de tratar de recuperar la folletería, se topó con que no todos los materiales que creía tener seguían existiendo. En mayo de 1983 fue detenido durante una protesta magisterial. Recuerda: “Llegaron los policías y ¡órales!, que me dan unos chingadazos. Yo traía conmigo documentos de la ORC. Me preguntaron: a ver, cabrón ¿qué traes ahí? Y me los quitaron. Me golpearon, me rompieron el labio y la nariz y me pusieron un ojo morado. Luego me llevaron a la carretera Ajusco y me ordenaron: camina 50 pasos hacia arriba y no voltees. Cortaron cartucho. Cuando volteé, se habían ido. Me dio miedo y agarré todos los documentos que tenía en mi casa y los llevé a la de mi papá. Los envolví en una hoja y unas bolsas de plástico, y los enterré”.
No sobrevivieron. Un día que su padre escarbó la tierra para levantar una barda, los encontró y los quemó. Él se enteró hasta que fue a buscarlos. Concluyó que tenía que poner manos a la obra. Se puso a revisar los periódicos que aún conservaba del Frente Popular Independiente y La causa del pueblo.
A diferencia de los arrepentidos con su pasado, él está muy orgulloso de lo que vivió. Su libro nació de esa satisfacción, Explica: “estoy muy agradecido de haber encontrado al grupo Compañero. De no haberlo hecho, sería un ciudadano común y silvestre. A lo mejor ya hasta me hubiera muerto, porque, la verdad, estar en la organización y hacer movimiento social y ser un activista, es vivir”.
X: @lhan55