¿Libre mercado?
o que realmente ha hecho grande a Estados Unidos es la libertad de mercado. Pero ahora, con Donald Trump, las reglas cambian y en lugar de defender la libertad defiende el proteccionismo.
Con el actual presidente de Estados Unidos no hay acuerdo que valga: de la noche a la mañana cambia las reglas del juego e impone aranceles sin ton ni son.
La economía en el capitalismo florece a través de la confianza mutua, lo que implica el respeto a las reglas. Los contratos mercantiles no necesariamente están plasmados por escrito, sino por los usos y costumbres de la sociedad. Alguien entrega algo y espera el pago del bien o servicio que entrega. En caso contrario se cierra la puerta a nuevas transacciones.
En el caso de América del Norte, el comercio tiene reglas muy claras, ya que 87 por ciento de los intercambios se encuentran bajo el manto de un acuerdo entre Canadá, Estados Unidos y México. Este acuerdo opera desde hace cinco años y le queda otro más de vigencia. Además, se espera que durante los próximos meses se renueve el acuerdo.
Sin embargo, con las medidas unilaterales de Donald Trump no hay garantía alguna de que se cumplan los convenios. Un nuevo arancel de 30 por ciento a los intercambios y otro de 50 por ciento al cobre pueden dar al traste con cualquier acuerdo comercial.
Se puede negociar sobre reglas claras, pero es difícil negociar si las demandas cambian a cada momento. La carta de Trump a Sheinbaum sobre el nuevo impuesto es confusa y difusa. El pretexto es la exportación de fentanilo y la laxa política frente a los narcos. Pero en el comunicado no se precisa si el nuevo cobro será sobre todos los productos o sobre aquellos no incluidos en el acuerdo comercial.
Por desgracia se ha politizado el comercio al incorporar temas políticos, de seguridad, de migración y de trasiego de droga. Para curarse en salud, el presidente de Estados Unidos utiliza la economía para tratar de resolver la parte política. Pero al mezclar todo vuelve más difíciles las negociaciones y mantiene la economía en vilo.
El resultado de esta política será el freno al comercio exterior, la reducción de inversiones y una caída del poder adquisitivo de los consumidores estadunidenses.