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Negocios y empresas

Migración maldita

A

lo largo de la historia se ha culpado a los migrantes de generar grandes males a la sociedad. Desde la difusión de pandemias hasta guerras profundas están presentes en el imaginario popular. Para señalar un solo ejemplo, el rapto de Helena, la esposa del rey Menelao de Esparta, por parte del príncipe Paris, generó una guerra de 10 años que acabó con Troya.

Sin embargo, la realidad es otra: los migrantes enriquecen la comunidad a la que llegan y a la humanidad en su conjunto. Cada persona que arriba a otra sociedad lleva consigo nuevas ideas, nuevas técnicas, nuevas culturas. Generalmente se trata de gente joven que trabaja con ahínco para salir adelante.

Ahora, los indocumentados reciben una carga mayor que el resto de la sociedad. Como no cuentan con papeles, no les pagan prestaciones, no declaran impuestos a su nombre, los explotan tiempos extras sin compensación alguna, los corren cuando quieren y, en muchas ocasiones, el pago pactado se queda en una simple promesa, por no hablar de otros abusos y maltratos personales.

El gran problema para estas personas es que no tienen derecho alguno en la sociedad a la que llegan, en algunos casos ni siquiera les dan el derecho de existir, y en estas condiciones es difícil que prospere cualquier reclamo que hagan ante el gobierno. En cualquier momento, los dueños del capital e incluso sus vecinos los denuncian a la migra y así se acaba el sueño americano.

La situación de los indocumentados se complica en estos momentos por las barreras casi infranqueables que se colocan en la frontera, por las leyes más duras contra los migrantes y los que les den trabajo y por el ambiente de terror que se ha generado en Estados Unidos.

Con la nueva carga de un impuesto de 3.5 por ciento sobre las remesas, la situación se vuelve más difícil, ya que además de ser una medida para recaudar más impuestos, se trata de una forma de denunciar a los indocumentados.

Por fortuna, la tecnología blockchain (base de las criptomonedas) permite la transferencia de recursos sin pasar por el registro gubernamental. Este mecanismo, junto con otros existentes en el pasado, permiten el envío de dinero entre países sin ser detectado por la hacienda pública.