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Rusia busca crear un cordón sanitario en su frontera con Ucrania
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▲ El presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante una videoconferencia con su gabinete, ayer en Moscú.Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 23 de mayo de 2025, p. 22

Moscú. Rusia quiere crear una suerte de zona de seguridad a lo largo de su frontera con Ucrania, lo cual podría incluir parte de las regiones de Járkov y Sumy, colindantes con las regiones rusas de Kursk, Belgorod y Briansk que con frecuencia son atacadas por el ejército ucranio.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio a entender este jueves que sus fuerzas armadas ya están cumpliendo ahora la misión de formar lo que él mismo –en diversas ocasiones y desde que las tropas ucranias invadieron en agosto del año anterior parte de la región de Kursk– denominó cordón sanitario, en caso de que Ucrania continuara los bombardeos y las incursiones justo del otro lado de la frontera.

Así se refirió el líder ruso –en videoconferencia con miembros del gobierno ruso y gobernadores de varias entidades federales, transmitida en directo por la televisión pública rusa– a los intensos bombardeos del territorio ucranio limítrofe, lo que hace pensar a expertos militares que Rusia prepara una gran ofensiva para el verano siguiente, si bien las opiniones se dividen: unos piensan que tratará de adentrarse lo máximo posible en Járkov y Sumy, mientras otros se inclinan por que sea una maniobra de distracción para acometer el asalto de la aglomeración urbana de Sloviansk-Kramatorsk y pequeñas ciudades industriales adyacentes, uno de los bastiones más difíciles de conquistar en la región de Donietsk.

Al abrir el encuentro, el titular del Kremlin recordó que ya había advertido a Kiev que, de continuar ese tipo de ataques, Moscú crearía esa especie de zona de contención, pero no precisó cuántos kilómetros pretende ocupar Rusia en territorio ucranio de Járkov y Sumy, cuyas capitales –a juicio de analistas– están por ahora lejos del alcance del ejército ruso.

Ataques a civiles

Putin mencionó la difícil situación que atraviesan sobre todo, Kursk, Belgorod y Briansk, cuyos habitantes sufrieron daños por los bombardeos y los combates; para decirlo sin ambages, las consecuencias de los métodos terroristas que usaron y utilizan las tropas ucranias y los mercenarios extranjeros.

Según el jefe del Ejecutivo ruso, por regla general, los objetivos que elige el enemigo no tienen importancia militar: se trata de instalaciones civiles, casas, personas.

El mandatario aseguró que, cada día, observamos que los drones y las incursiones de grupos de sabotaje y reconocimiento ucranios –con lo cual confirmó sin decirlo abiertamente que, tras expulsar a las tropas ucranias de Kursk, sigue habiendo combates en territorio ruso junto a la frontera– buscan afectar el transporte civil, sobre todo ambulancias, maquinarias agrícola. Mueren y resultan heridos también mujeres, niños.

Para Putin es prioritario atender las necesidades de los habitantes de esas tres regiones fronterizas, por lo que dio instrucciones para proceder a desminar su territorio, desactivar proyectiles que no explotaron, encontrar escondites de armas dejadas por el enemigo.

Canje de prisioneros

Rusia y Ucrania confirmaron este jueves que ya entregaron a su contraparte las listas con los nombres de los prisioneros de guerra que quieren incluir en el intercambio de 2 mil militares, mil por bando, que acordaron hace casi una semana en Estambul.

Dimitri Peskov, vocero del Kremlin, dio a conocer que Moscú ­hizo llegar a Kiev su lista y también ­recibieron la relación ucrania. Ahora las partes se encuentran en fase de revisión de las mismas y aún falta que presenten sus objeciones respecto a individuos que consideran que cometieron crímenes de guerra.

Este canje, que se consiguió con la mediación de Emiratos Árabes Unidas, será el mayor desde que comenzaron los combates en febrero de 2022, pero de modo extraoficial se comenta que quedan retenidos muchos militares por ambos lados.

El número exacto se desconoce –ninguna de las partes suele admitir sus prisioneros y exagera los del enemigo–, aparte de que Moscú y Kiev, firmantes de la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra, no permiten a la Cruz Roja Internacional ni a ningún otro organismo internacional el acceso a la totalidad de los reclusorios para soldados enemigos que mantienen.