asta mediados de abril de 2025 las órdenes ejecutivas
de Trump parecieran ser globalmente unilaterales: medidas en contra de sectores en los que Estados Unidos importa (acero, aluminio y automotor), aranceles en contra de países específicos, adicional al 10 por ciento generalizado (el 2 de abril en contra de Suiza, 32 y Lesotho, 50 por ciento, entre otros). No obstante, el 9 de abril Trump cambió de opinión: en la madrugada entraron en vigor sus aranceles anunciados y 12 horas después se retractó: los aranceles recíprocos
sólo se implementarían después de la opción de negociaciones durante los siguientes 90 días. ¿Qué sucedió en estas horas y a qué se debió el abrupto cambio?
Más allá del caos que Trump ha generado en las relaciones internaciones, y puntualmente en las cadenas globales de valor globales y en América América Latina y el Caribe y en México –temas para siguientes contribuciones en este espacio– es importante concentrarnos en las causas de este cambio el 9 de abril de 2025.
Existen varias interpretaciones al respecto. Los anuncios de incrementos arancelarios de Trump pudieran afectar significativamente a diversas cadenas globales de valor, generando desabasto y aumento de precios e inflación. Estas medidas pudieran convertirse en un factor importante para una fuerte desaceleración económica y particularmente en Estados Unidos.
No obstante lo anterior, el cambio (errático) de Trump el 9 de abril se debió sobre todo al rápido impacto en los mercados, con profundas pérdidas en todas las bolsas de valores, también en Estados Unidos; con el aplazamiento de las medidas arancelarias en la tarde de ese día estos mercados recuperaron parte de sus pérdidas acumuladas. Al menos tan importante, además de las dinámicas en las bolsas de valores, ha sido otro mercado: las tendencias en las tasas de interés de los bonos de deuda de EU (como los Cetes en México). Estados Unidos es en la actualidad el país más endeudado del mundo, con casi 36 billones de dólares o 123 por ciento de su PIB en 2024. Alrededor de 25 por ciento de estos bonos del Tesoro de EU están en manos de extranjeros: Japón (13 por ciento), China (9) y el Reino Unido (9), entre los principales tres hasta 2024 (sorprendentemente China ha mantenido su presencia en este mercado en los últimos años, tema para otro artículo en la confrontación entre EU y China). El pago del de los intereses netos de esta deuda es significativo y representó 582 mil millones de dólares (16 por ciento del presupuesto en 2025, la segunda principal categoría del presupuesto, sólo después de la seguridad social y por encima de otras categorías como salud, defensa y educación). La tasa de interés de esta deuda pública (de 3.32 por ciento en promedio en 2024) es crítica para continuar sirviendo la deuda. Tan sólo un incremento de un 0.1 en la tasa de interés significa un incremento en su servicio de 36 mil millones de dólares.
La tasa de interés a largo plazo (10 años) del Tesoro de Estados Unidos fue de 4.85 por ciento en la inauguración de la presidencia de Trump y disminuyó hasta 4.42 por ciento hasta el 4 de abril; con el anuncio de los aranceles recíprocos
aumentó hasta 4.9 por ciento en tan solo una semana, con enormes costos a corto y mediano plazos. Con el anuncio de posponer los aranceles la tasa volvió a disminuir ligeramente (a 4.83 por ciento el 14 de abril).
Es decir, más allá de debates internacionales, geopolíticos
, controversias con China y sus contramedidas, así como negociaciones con terceros países (como México), Trump reaccionó rápidamente ante los fulminantes resultados de los dos mercados examinados: enormes pérdidas en las bolsas de valores y, particularmente, incrementos significativos en la tasa de interés de la deuda estadunidense, con importantes efectos fiscales. A esto sí le teme Trump.
No queda del todo claro si ambos mercados efectivamente se recuperarán a los niveles anteriores a los anuncios de los aranceles recíprocos
del 2 de abril. Para algunos analistas el daño ya está hecho y el periodo de 90 días básicamente buscaría crear un grupo de países aliados de Estados Unidos en su confrontación con China. Desde esta perspectiva y a corto y mediano plazos no sólo continuaría la generalizada incertidumbre global: cientas de miles de empresas con sistemas de proveeduría y ventas en Estados Unidos, China y México, entre otros, que debieran de cambiar su estructura de negocios a cortísimo plazo ante los aranceles de Estados Unidos y China.
Esta organización industrial se gestó en décadas y será imposible para estas empresas reaccionar en semanas o incluso en 90 días. Desde esta perspectiva, la tasa de interés de la deuda estadunidense continuará con una tendencia a la alza, en contra de las inversiones y fomentando mayores niveles de inflación; esta tasa de interés es un punto de referencia internacional, también para países como México. Ambos mercados estarían reaccionando al fin del excepcionalismo estadunidense
y a que sólo mayores tasas de interés pudieran generar los incentivos suficientes para invertir en Estados Unidos. ¿Será?
* Profesor del Posgrado en Economíay coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM