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Estocada a la cultura
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tilizamos el término taurino que se usa para darle la muerte final a un toro, como símil de lo que le van a hacer a la cultura en México. El presupuesto que se presentó en el Congreso reduce 30.8 por ciento el monto dedicado a ese ámbito; esto se suma al 75 por ciento que le recortó el gobierno anterior que la afectó severamente.

El resultado de esa medida lo vemos ahora en el deterioro que padecen los museos, centros culturales, zonas arqueológicas y patrimonio arquitectónico que se dañó en el temblor de 2017 y no se puede concluir su restauración. Las bodegas del Museo Nacional de Antropología –el mas importante del país– se inundaron recientemente y así podríamos seguir mencionando innumerables casos.

Al respecto, en 2020 escribimos una crónica en éstas páginas en que mencionamos –con relación al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)– que resultaba muy extraño que un gobierno que decía que la fuerza y el valor de México está en su cultura, tanto que afirmaba que es lo que lo iba a sacar adelante de la pandemia, le diera un golpe prácticamente mortal a la institución que la resguarda. El mazazo afectaba igualmente al Instituto Nacional de Bellas Artes.

La cultura es el alimento espiritual de un pueblo, es fuente fundamental de nuestra identidad y en México se refleja en una sólida cohesión comunitaria.

Es uno de los aspectos que nos distinguen en el mundo por su enorme riqueza y diversidad. Veamos algunos ejemplos: alrededor de 2 mil monumentos históricos, mil 321 museos, mil 976 centros culturales, 111 pueblos mágicos. Tenemos 35 sitios inscritos como Patrimonio Mundial de la Humanidad en la lista de la UNESCO, de los cuales 27 son bienes culturales, seis son bienes naturales y un bien mixto: la antigua ciudad maya de Calakmul en Campeche, por representar un testimonio de la civilización maya y su convivencia armónica con su entorno natural megadiverso.

Hay 189 sitios arqueológicos en todos los estados de la república. Los más representativos son Teotihuacan, Monte Albán, Tulum, Tajín, Palenque, Chichén Itzá, esta última considerada una de las siete maravillas del mundo moderno, sólo por mencionar algunos.

Tomemos el caso del INAH para medir la magnitud de su importancia: al año realizaban más de mil 600 proyectos de conservación, investigación y difusión; atienden una red de 160 museos en todo el país y tienen el registro de más de 58 mil lugares con vestigios arqueológicos y alrededor de 110 mil edificios históricos. En sus 66 bibliotecas resguardan más de 60 mil libros, la impresionante Fototeca Nacional custodia casi un millón de imágenes y la Fonoteca cuenta con más de 18 mil registros sonoros.

La vasta diversidad de la cultura mexicana se expresa en muchas formas diferentes: la música, el arte popular, el cine, la creación artística, la comida y la literatura.

México es reconocido por contar con la mayor diversidad cultural, étnica y lingüística en todo el mundo. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, nos informan que hay 68 pueblos indígenas en el país, lo cual, representa más de 11 millones de habitantes.

La riqueza de nuestro patrimonio gramatical es impresionante; está constituido por 11 familias lingüísticas, 68 lenguas propias y 364 variantes, las cuales son habladas por alrededor de 7 millones de personas. Esto convierte a México en la nación con la mayor población hablante de lenguas indígenas en América.

Y para no abundar más, nuestro país es el segundo en Latinoamérica con más museos, lo que le da una posición relevante dentro del intercambio cultural y desarrollo social.

Todo este tesoro patrimonial se va a ver todavía más afectado de lo que ya ha sido los últimos seis años, ya que las instituciones que lo resguardan van a padecer la misma estocada. Como señaló en estas páginas Elenita Poniatowska, es muy grave.

La cultura mexicana es admirada y apreciada en todo el mundo, por algo ha recibido ocho reconocimientos de la Unesco como patrimonio Intangible de la Humanidad, entre otros, la cocina mexicana, la música del mariachi, los voladores de Papantla, la danza de los Parachicos y los Días de Muertos.

Confiemos en la sensibilidad de nuestra Presidenta para que haya un replantamiento de prioridades y se le de mayor presupuesto a la cultura como se hizo con el de las universidades públicas.