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Comerciantes recurren a toque de queda

Alarmante nivel de extorsiones a negocios en Atlatlahucan, Morelos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 28 de octubre de 2024, p. 29

Cuernavaca, Mor., Una banda delictiva que opera en el municipio de Atlatlahucan, de unos 25 mil habitantes, que colinda con el estado de México, incrementó de manera alarmante el cobro de extorsiones en las semanas recientes, lo que ha hecho perder la tranquilidad a sus pobladores, denunciaron vecinos entrevistados por La Jornada.

Ante la ausencia de elementos de seguridad pública locales y estatales, y debido a que ese rubro no ha sido atendido desde hace cuando menos dos administraciones municipales, casi todos los habitantes toman medidas preventivas como someterse a un toque de queda para no ser víctimas de la inseguridad y la violencia que asolan a la demarcación.

Todo esto ha provocado, indicaron los lugareños, el incremento de la violencia al grado que la semana pasada fueron asesinadas siete personas, y el transporte colectivo de Atlatlahucan a Cuautla, al igual que los mototaxis locales, pararon labores durante tres días debido a que se incrementó el cobro de piso, narraron los informantes.

A los de las combis les estaban exigiendo 10 mil pesos por cada unidad; a los mototaxis creo que la misma cantidad, y por eso mejor pararon, reveló uno de ellos.

Los colonos entrevistados pi-dieron que se refuerce la seguridad con elementos de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Defensa Nacional las 24 horas, pero no sólo en la cabecera, sino también en las colonias y las 17 comunidades del municipio, ubicado al oriente de la entidad.

Desde que la inseguridad y la violencia se desataron en la localidad, los habitantes se autoimpusieron un toque de queda, por lo cual cierran los negocios entre las 6 y 7 de la noche.

Aseguraron que desde que oscurece tratan de estar en sus casas para evitar ser víctimas de un crimen, ya que hombres fuertemente armados andan libremente en camionetas y eso causa mucho temor entre la población.

Balaceras cada noche

Desde hace un mes, pero sobre todo en la quincena reciente, se escuchan balaceras casi todas las noches.

Ya se perdió la paz en Atla-tlahucan. Antes éramos un pueblo tranquilo, pero ya no. Ahora ya no se puede ni dormir, porque se escuchan balazos, que mataron a uno o que levantaron a otro, no, no, sólo estamos con el Jesús en la boca, rece y rece para que no nos pase nada.

A los comerciantes de la cabe-cera municipal también les incrementaron la cuota, tanto que al menos 30 por ciento optó por cerrar los negocios que estaban sobre la carretera federal que comunica al municipio con el estado de México y Cuautla.

Cuando se les pregunta qué pasó y por qué el incremento de delitos, la inseguridad y la violencia, responden que al parecer entraron otros criminales, “pero como vulgarmente se dice: ‘es la misma gata, pero revolcada’, quitaron unos y se metieron otros”.

Las autoridades municipales, encabezadas por la panista María Delia Reyes Linares, lo mismo que el gobierno del estado, están totalmente rebasados por delincuentes que han impuesto su ley en Atla-tlahucan desde hace cuando menos seis años. Además, la policía municipal es muy poca y no está suficientemente armada como los maleantes, dijeron.

“Necesitamos una policía honesta, contundente y eficaz; requerimos que entre nosotros mismos formemos comités de vigilancia, que nos cuidemos, que realmente seamos una comunidad, un pueblo como antes.

Ahorita todo está así de feo porque no hay vigilancia comunitaria. Nosotros demandamos a la Presidenta del país y a la gobernadora (Claudia Sheinbaum y Margarita González Saravia, respectivamente) una policía calificada, que sea rotativa para que no haga pactos con los criminales, expuso un lugareño.

Otro dijo que nunca se han manifestado por la violencia ni por armas. Pero al estar a merced de facinerosos armados, hasta creo que si ni el municipio ni el gobierno del estado nos puede dar seguridad, que mínimo nos dejen tener un arma, ya que estas personas infunden mucho miedo por las armas que portan, mientras nosotros sólo tenemos palos y resorteras.

Los entrevistados solicitaron el anonimato porque temen por sus vidas. Todos coincidieron en que desde 2010, los gobiernos municipales dejaron crecer la inseguridad y permitieron que delincuentes llegaran a Atlatlahucan.

Si me preguntan qué quiero, yo grito, y muchos de acá gritarían: seguridad pública y paz, sostuvo un ciudadano.