uál es el contexto del título? Hemos examinado en varias ocasiones la profunda confrontación de Estados Unidos a todos los niveles bilaterales –hace apenas algunos días el South China Morning Post examinaba el aumento de 75 por ciento del éxodo de científicos chinos de EU a China desde 2018– y particularmente en el ámbito socioeconómico. Tres antecedentes para comprender la profundidad del desacoplamiento ( decoupling) efectivo entre EU y China en el ámbito comercial.
Por un lado, y significativamente desde 2018 bajo la presidencia de Trump, que fue continuado con nuevas medidas bajo la presidencia de Biden hasta hoy, docenas de medidas para reducir la dependencia estadunidense de las inversiones y de las importaciones chinas. Estas medidas –examinadas en esta columna bajo el security-shoring desde 2022– también resultaron en tres leyes promovidas por el presidente Biden en 2022 (para la Reducción de la Inflación, sobre la Ciencia y Semiconductores y de Infraestructura), que representaron casi 15 por ciento de su PIB. Estas medidas buscan, sobre todo, fortalecer la competitividad de EU en contra de China.
Segundo. Estas múltiples medidas han efectivamente logrado reducir drásticamente el comercio bilateral entre las principales dos potencias. Desde una perspectiva china las exportaciones a EU cayeron de 19.01 por ciento de sus ventas totales en 2017 a 14.8 por ciento en 2023; desde una perspectiva estadunidense las importaciones chinas cayeron de representar 21.59 por ciento de sus compras totales en 2017 a 13.86 por ciento en 2023. Este proceso permitió, por primera vez desde la década de los noventa, fortalecer las importaciones de EU con Canadá y México que habían sido superiores a 30 por ciento hasta 2001, cayeron a 26.15 por ciento en 2017 y aumentaron a 29.02 por ciento en 2023.
Tercero. Todo esto tiene mayúsculas implicaciones estratégicas para México. La confrontación EU-China ha continuado en 2024 vía mayores prohibiciones de inversión a empresas chinas en EU y restricciones comerciales en todos los ámbitos, particularmente los de alta tecnología, y desde 2024 México se ha convertido en el primer socio comercial de EU, manteniendo prácticamente su participación en el comercio de EU durante 2017-2023 (de 14.31 por ciento y 15.65 por ciento). Pero las explícitas amenazas tanto del candidato Trump como de la administración Biden han sido contundentes: no queremos valor agregado chino en las exportaciones mexicanas a EU. Sorprendentemente no han existido cálculos al respecto, ni en EU ni en México.
En colaboración con la doctora Lesbia Pérez Santillán y con base en matrices de insumo producto de siete países latinoamericanos hemos logrado sistematizar la información al respecto: en 2020 el contenido externo con origen chino de las exportaciones mexicanas a EU aumentó de menos de 5 por ciento hasta 2002 a 21.2 por ciento en 2020 (el de Brasil fue de apenas 13 por ciento).
El reto de política económica y comercial de México para todas las empresas –mexicanas, estadunidenses, europeas y de otras nacionalidades– es enorme: la integración de partes y componentes chinos en las exportaciones mexicanas, particularmente en cadenas globales de valor como electrónica, autopartes y automotriz, entre otras, es resultado de un proceso de varias décadas. Sustituir éstas (y otras) importaciones será también resultado de un largo y costoso proceso en productos y procesos de cadenas globales de valor específicas; la decisión política
en Washington de reducir inmediatamente el componente chino en las exportaciones mexicanas no comprende ni la dimensión ni la temporalidad de este largo proceso, incluyendo a las propias empresas estadunidenses establecidas en México.
Lo anterior significa que, entre otras cosas, la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, y particularmente los responsables de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Secretaría de Economía y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México deberán transmitir inmediatamente a sus contrapartes estadunidenses la imposibilidad, al menos a corto plazo, de reducir drásticamente el valor agregado chino en las exportaciones mexicanas a EU. México bien pudiera iniciar políticas de sustitución de importaciones (de EU, China y otros países) con esfuerzos puntuales y costos importantes que debieran ser considerados por las secretarías arriba señaladas; si se tratara de una decisión regional también Canadá y Estados Unidos debiera participar en el diseño y el financiamiento de estas políticas comerciales e industriales. Se trata de un aspecto medular de la política económica, comercial y exterior de México que estará en el ojo del huracán
en la relación con EU desde ahora y mientras dure la confrontación entre Estados Unidos y China. ¿Será?
* Profesor del Posgrado en Economía y coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM