Se estrena hoy en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario
La identidad y la forma en que los humanos deciden expresarse son cuestiones vitales, asevera Mariana Giménez, autora de esta propuesta teatral inspirada en Un tranvía llamado deseo, de Tenne-ssee Williams.Foto cortesía Jorge Carreón/Teatro UNAM
Jueves 3 de octubre de 2024, p. 5
La violencia surge del miedo a lo diferente. La falta de tolerancia y el rechazo se traducen en agresiones, tanto en lo social como en lo íntimo
, asegura la dramaturga Mariana Giménez, quien explora estos temas en Puerto deseo, obra que se estrena hoy en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario (CCU).
“El montaje se inspira en Un tranvía llamado deseo, de Tenne-ssee Williams, pero introduce un giro subversivo: Blanche se convierte en un personaje masculino homosexual. Este cambio significativo no sólo redefine la trama original, sino que transforma la percepción del deseo en el escenario”, explicó la también directora y actriz en entrevista con La Jornada.
El reto de adaptar una obra maestra a una visión contemporánea ofrece la oportunidad de explorar temas universales desde nuevas ópticas, dado que los clásicos mantienen una relevancia atemporal.
Al convertir a Blanche en hombre, Giménez busca examinar la expresión de la identidad y el deseo desde un nuevo lugar. Esta adaptación es pertinente porque la identidad y la forma en que los humanos deciden expresarse son cuestiones vitales
.
Un aspecto impactante de la obra original –en palabras de la dramaturga– es la frase “Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños.
Esta declaración resuena profundamente, ya que la intimidad se convierte en un campo de preguntas constantes. No hay un orden social que divida claramente entre oprimidos y opresores; los sistemas de poder suelen ser más complejos, y la búsqueda de la identidad personal debe ser considerada en este contexto
, añadió Giménez.
El tema principal gira en torno a por qué destruimos lo que amamos, ya que las relaciones familiares y de pareja deberían estar fundamentadas en el amor y el apoyo.
La trama narra cómo Mariano llega a la casa de su hermana Isabel, quien está casada con Pau. Este nuevo entorno familiar representa un microcosmos de la sociedad, donde se deben silenciar aspectos de la identidad personal debido al rechazo.
El escenario es una casa que se convierte en símbolo de resistencia. Giménez subrayó que “elegimos este espacio porque la historia de Kowalski (ahora llamado Pau) es la de un migrante que llega a México para buscar una nueva vida e huir de su pasado.
Este hogar representa refugio, pero también el resultado de un momento social y económico en el que muchos luchan por conseguir un lugar propio.
Giménez destacó que en la sociedad contemporánea, la violencia está intrínsecamente relacionada con el miedo a lo diferente. Este temor genera intolerancia, discriminación y rechazo. Cuando no se fomenta la tolerancia o la comprensión, el proceso de autodeterminación se complica.
La obra incluye también música en vivo y artes visuales, ejecutadas por los actores Verónica Bravo, Pablo Marín, Álex Gesso, Cristian Magaloni, Natanael Ríos, Sunem Cedillo y Santiago Alfaro, lo que añade una capa de complejidad al discurso.
La banda punk de Pau se convierte en un medio de expresión. Por medio de su música, los personajes canalizan todo lo que sienten y piensan. Este enfoque permite explorar la vida de aquellos que no logran encajar en el sistema
, agregó Giménez.
“El personaje de Mariano, equivalente a Blanche, está situado en la década de los 80, justo antes de la llegada del VIH. En aquel momento, expresarse de manera diferente era aún más complicado para quienes pertenecían a la comunidad LGBT+.
“El mundo parece diseñado para fomentar la competencia y la presión, lo que a menudo nos lleva a ser peores versiones de nosotros mismos. En este sentido, no sólo revisitamos un clásico, sino introducimos una narrativa queer, promoviendo el diálogo sobre identidad y diversidad sexual en un contexto teatral contemporáneo.”
Con producción de Teatro UNAM, las funciones de Puerto deseo son jueves, viernes y sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del CCU (avenida Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria). El boleto cuesta 150 pesos con descuentos de 50 por ciento a alumnos, maestros y adultos mayores (con credencial del Inapam). Concluye el 24 de noviembre.