Opinión
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Isocronías

Poesía vegetal

I

ncreíble, dije, acabando de leer esta visión: Tallos, 1, de Laura Solórzano: Donde el arte expone su prisma de apertura / sin prisa y sin rumbo: donde empieza el tallo // se afina la nota salida desde la página al más allá / y se expresa en la germinación de cada garganta // como cuando el deleite cabalga entre los huecos / como puño herido que siente un poco más la pequeñez. // Vemos que se abre el arte e introduce su visión y tenemos el alma en un hilo que la mente jala // somos una puntuación, el oficio del significado / cuando el tallo levanta su verdor de verdad.

Citamos de Bailan su muerte las flores blancas, editado por Al Gravitar Rotando, dedicado al pueblo palestino y uno de cuyos epígrafes, de Maeterlinck, reza: Ese mundo vegetal que vemos tan tranquilo, tan resignado, en que todo parece aceptación, silencio, obediencia, recogimiento, es por el contrario aquel en que la rebelión contra el destino es la más vehemente y la más obstinada.

Prosigamos. Jazmín: Salí a mirarte. El resplandor desbaratado en su descenso, alumbraba el contorno de tu agitación. Tú extendías un armazón quebradizo por encima de la barda y cayendo al centro, bailaban su muerte las flores blancas, formando un tapiz. Salí a mirar tus proporciones de batalla, la multitud de tus manos, la emoción perdida en el zumbido del viento, tu cuerpo aferrado sin detenerse y en el hechizo de no soltarse, tus filamentos permitían el balanceo rítmico de la fragilidad que respira fragante como la inconsciencia.

El trabajo de la poeta jalisciense, siempre sencillo, nunca fácil, es, y desde hace tiempo, uno de los más originales, y me atreveré a decir que de los de más actualidad en la lírica contemporánea mexicana.

Nuestra columna es breve. Así es que despidámonos con este Guayabo: Mientras la savia lo recorre / el guayabo expone su dibujo en el patio. / Tiembla con un ritmo retorcido / y sacude las amarillas esferas de carne. // Mucho antes que su perfume / termine en el postre / ellas surgen desde las diminutas flores blancas / que sucumbieron en la transformación. // El pecho resiste el desorden del viento / y se agarra al suelo con piernas nocturnas. // Se puede ver que se detiene un ave y se aleja / un despojo de nube. // La tarde le rompe su espalda de hojas / rompe la inclinación tranquila. / Se cimbra y cae un amarillento futuro de olores / y siempre hay otras que siguen rodando.