os fiscales federales de Nueva York que llevan la acusación contra Genaro García Luna solicitaron al juez a cargo del caso que le dicte una condena de cadena perpetua y le imponga una multa de 5 millones de dólares por conspiración para distribuir cocaína a nivel internacional, conspiración para distribuir y poseer con la intención de distribuir cocaína, conspiración para importar cocaína y hacer declaraciones falsas, delitos de los que fue declarado culpable desde febrero de 2023.
El juicio de quien fue agente del extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional, director de la Agencia Federal de Investigación en el gobierno de Vicente Fox y secretario de Seguridad Pública en el calderonato, dio un giro el martes pasado, cuando sus abogados divulgaron una carta escrita de su puño y letra. En la misiva, García Luna defiende su inocencia, se dice víctima de una incriminación carente de fundamento y, sin que ello venga al caso en su alegato, señala al presidente Andrés Manuel López Obrador por haber realizado supuestas comunicaciones y gestiones
con líderes del narcotráfico, las cuales –aseguró– son del conocimiento público y están en los registros oficiales de México y Estados Unidos
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La inopinada reaparición en el escenario político de quien creó la corrupta y afortunadamente ya extinta Policía Federal suscita una serie de dudas, tanto por el contenido de su carta como por el hecho de haber roto un prolongado silencio más de año y medio después de que se le enjuició y encontró responsable. Es inevitable preguntarse, por ejemplo, si su texto forma parte de una estrategia de su equipo jurídico para enturbiar el caso y continuar postergando su sentencia, o si es resultado de una concertación con sectores de la oposición mexicana que siempre han impulsado una narrativa de vínculos criminales del actual mandatario.
Si se tratara de lo segundo, sería deplorable que el ansia de descarrilar la Cuarta Transformación manchando a su principal impulsor lleve a las derechas a reactivar a un personaje tan impresentable.
Es pertinente permanecer atentos a los próximos pasos de García Luna y la manera en que reaccione a ellos la oposición política, mediática y corporativa. Dichos gestos iluminarán si actúa movido por la desesperación ante el agotamiento de los recursos para posponer su condena, o si es partícipe en la campaña de golpeteo contra el presidente López Obrador, una guerra de desinformación que ha estado en marcha durante años, que amaina por momentos sin llegar a un término, y en la cual no se ha aportado ningún indicio, como tampoco lo ha ofrecido el sórdido superpolicía de Felipe Calderón.