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La importancia de los medios y las telecomunicaciones públicas
“C

omenzamos escribiendo un artículo como una advertencia de los riesgos que veíamos en la concentración de las redes físicas de telecomunicaciones, pero parece que escribimos un manual para que el gobierno de EU las volviera un arma.” Así comienza el libro Underground Empire: How America weaponized the world economy, donde Abraham Newman, catedrático de la Universidad de Georgetown, y Henry Farrell, de la Universidad de Toronto, describen el proceso por el cual firmas privadas, proveedoras de servicios de telecomunicaciones y servicios de Internet, construyen hubs en el mundo que, por la naturaleza de industrias de redes, se vuelven cuellos de botella por donde pasa toda la información, y cómo es que el gobierno de EU utiliza las agencias regulatorias de su país y sus leyes para aprovechar dicho sistema y utilizarlo como arma. El proceso es relativamente simple: EU obliga a que toda la información sea transportada vía algún servidor en suelo estadunidense, el cual puede ser visitado, auditado y/o desconectado con 45 minutos de anticipación. La empresa que no cumpla puede enfrentar sanciones como ser desconectada del sistema de pagos SWIFT, lo cual literalmente las arruinaría. Así, EU ejerce presión sobre economías y gobiernos.

Recientemente se difundió la conformación de la fórmula republicana a la presidencia, y por eso este tema se vuelve trascendental para México. El ex presidente Trump tiene una relación de mucha cercanía con el mundo de la tecnología en EU, particularmente con los de Silicon Valley (SV). Peter Thiel, multimillonario e inversionista en aplicaciones como Facebook, Palantir, Airbnb, SpaceX, Linkedin y Spotify, y miembro del Partido Republicano. Fue el primero que declaró públicamente su apoyo a Trump en 2016 y financió su campaña. Posteriormente, lo han seguido integrantes de lo que se conoce como la mafia de Paypal, de los cuales destaca Elon Musk, dueño de X, (antes Twitter) Space X y Starlink (proveedora de Internet), quien recientemente comprometió 45 millones de dólares mensuales para financiar la campaña de Trump a la presidencia. Thiel también financió la carrera política de un personaje hasta hace poco desapercibido, J. D. Vance, hoy candidato republicano a la vicepresidencia junto con Trump. Thiel fue el mentor de Vance en Silicon Valley y fue él quien hizo posible su carrera política y lo convenció para apuntarse a una elección para el Senado por el Partido Republicano. Presentó a Vance con Trump y convenció a éste de apoyarlo para llegar al Senado en 2021 y, muy probablemente, de nombrarlo como su compañero de fórmula.

Recientemente hemos visto el potencial de las redes sociales y el de las agencias estadunidenses. Facebook jugó un papel relevante en la elección de Trump en 2016 (Cambridge Analytica), Twitter bloqueó a Trump en 2021 como consecuencia de la toma del Capitolio. Elon Musk se ha expresado en eventos geopolíticos recientes tomando postura y amplificando todo aquello que sirva a sus intereses dentro de su red social, tales como su apoyo al golpe de Estado en Bolivia, la elección presidencial de Venezuela y el cierre de sus oficinas en Brasil por un desacuerdo con un juez de dicho país. Las agencias de EU obligaron a Facebook, Twitter y proveedores de Internet a suprimir información relacionada con el hijo del presidente Biden, Hunter Biden (como revelaron los Twitter y Facebook files), el Departamento de Estado obligó a TikTok a tener toda la información de ciudadanos estadunidenses en servidores en EU, desvincularse de cualquier red que físicamente dejara su territorio, y que fuera propiedad de una compañía con propiedad 100 por ciento estadunidense so pena de ser vetada. Tanto EU como Canadá y algunos aliados europeos han prohibido descargar TikTok en teléfonos de empleados gubernamentales.

Con estos antecedentes, no nos será difícil imaginar un escenario donde, de ganar Trump, se utilicen las herramientas de coerción ya probadas en materia de telecomunicaciones y de servicios financieros, para someter a gobiernos, generar inestabilidad, alimentar posturas, establecer narrativas y expandir las noticias falsas y/o la desinformación. Vale la pena recordar que X acaba de lanzar un servicio de inteligencia artificial que es capaz de generar videos hiperrealistas. Sin una alternativa de infraestructura y plataformas públicas, (como los medios públicos) se estaría a merced de lo que ellos consideren correcto. En momentos de crisis, bien podrían cortar la comunicación, dar de baja usuarios, y/o suprimir información, como ya han hecho anteriormente.

Debe pasar a primer plano la discusión de generar alternativas de redes físicas y plataformas en México que garanticen la seguridad y el interés nacional, en especial en aquellos momentos en que más se necesita. Las advertencias están ahí, el campo de batalla cada vez más se traslada al mundo digital, pero sigue siendo, en esencia, un tema de infraestructura. ¿Quién es dueño, dónde está y a dónde llega?

X: @aloyub