o es posible comprender el contundente triunfo electoral de Claudia Sheinbaum sin el México del 68; sin las guerrillas sacrificiales durante la presidencia de Luis Echeverría, como las llamó Carlos Fuentes; sin los movimientos estudiantiles que no han dejado de tener presencia, pese a todo; sin los avances a trompicones de la ruta democrática.
¿Habríamos llegado a la 4T y al Segundo Piso sin el octubre de 1968? ¿Sin el fracaso de las guerrillas que, a pesar de todo, nos permitió mirar el esperpento de un régimen autoritario?
–La historia cuenta –le digo al historiador Enrique Condés, uno de aquellos jóvenes cuyos ideales los llevaron a la cárcel de Lecumberri en la terrible década de los años 60.
–Claro que cuenta, aunque no por aquello de que la historia se repite; la historia nunca se repite. Estudiarla ayuda a entender dónde estás ahora, voltear a ver por qué se llegó a la guerra sucia, a esa política de Estado de desaparecer a los disidentes, de no querer escuchar a los adversarios políticos.
Investigador de los movimientos armados en México, Condés acaba de publicar La fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Conocemos la historia: el 23 de septiembre de 1965, 13 estudiantes, maestros y campesinos asaltaron el cuartel militar de Madera, en Chihuahua.
En el enfrentamiento murieron seis soldados, que fueron sepultados con honores, y ocho guerrilleros, cuyos cuerpos fueron exhibidos como escarmiento en la plaza pública. El gobernador en turno no terminó con un problema, en realidad lo multiplicó: dio inicio a la guerrilla en México, como escribió Carlos Montemayor.
Ese hecho, la matanza de las Tres Culturas, en el 68, y la represión de 1971 tuvieron frutos: se formaron 30 grupos guerrilleros que casi ocho años después del asalto al cuartel de Madera se reunieron en Guadalajara para formar la Liga Comunista 23 de Septiembre.
La juventud mexicana de los años 60, dice Condés, se sentía asfixiada; no tenía derechos ciudadanos, escolares, ni familiares. El padre de familia era la autoridad máxima, vertical, autoritaria; en las universidades, el Ejército se metía a poner orden
, y en la ciudad, la fuerza pública limitaba libertades elementales, como el derecho a la manifestación y a la expresión.
“La fundación de la Liga se da en Guadalajara en una reunión que duró 15 días, y es el resultado, muy claro, de la política represiva del gobierno mexicano... Los jóvenes se sentían marginados de la vida pública… querían transformar al país por la vía armada, el único camino que veían como posible.”
La formación de varios grupos guerrilleros fue la respuesta a la opresión del Estado en las universidades de todo el país. Empezaron con represión al Movimiento de Reforma Universitaria de Puebla, la Universidad Nicolaíta, en 1963 y 1966; ocupación militar de la Universidad de Sonora, en 1967; persecuciones, golpizas y encarcelamiento de estudiantes en esa década; asesinato de profesores, estudiantes; ocupación policiaca de la Universidad de Guerrero, en 1966, y en Sinaloa, en 1970, y en 1968 nuevamente, entra el Ejército en el Politécnico y en la Universidad Nacional como respuesta a las movilizaciones estudiantiles. Son estudiantes clasemedieros de universidades públicas, pero también del Tecnológico de Monterrey
.
La Liga 23 de Septiembre es la expresión de la incapacidad de una élite gubernamental para “entender, encauzar, atender y responder racional e inteligentemente las inquietudes y problemas de la juventud… uno de los resultados de la cerrazón y brutalidades de gobernantes”. Las agrupaciones rebeldes, a diferencia de otros países, no surgieron de partidos políticos o agrupaciones consolidadas, sino de movimientos estudiantiles liquidados por la acción violenta del Estado
.
A diferencia de lo que se dijo, no tuvieron asesoría ni respaldo de Cuba o Rusia; tampoco fueron un movimiento fomentado por la CIA.
Una de las grandes lagunas de la historiografía mexicana, destaca Enrique Condés, es precisamente la poca atención a los movimientos guerrilleros y, particularmente, a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Es importante conocer su historia, porque es la historia de jóvenes a los que no hicimos caso. Nos ayuda a entender nuestros errores y saber dónde estamos y por qué.