Géneros, lenguajes y visiones sonoras compartieron el sábado el escenario de Bellas Artes
Lunes 12 de agosto de 2024, p. 3
El concierto Niman axkan (ahora mismo
, en náhuatl), acontecido la noche del sábado en el Palacio de Bellas Artes en el contexto del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, cuya efeméride se celebra el 9 de agosto, refrendó que en la música no hay fronteras.
Durante 90 minutos, diversos géneros, lenguajes y visiones compartieron espacio para rendir homenaje no sólo a las comunidades y lenguas originarias de México, sino a la gran variedad y riqueza sonora y lírica que se ha producido y se produce en ellas.
El encuentro unió la propuesta contemporánea de Vórtice Ensamble, agrupación de la Ciudad de México que busca promover la música de cámara mediante programaciones atractivas e innovadoras, con la enjundia y frescura de la Banda Sinfónica Infantil y Juvenil de Huejotzingo, Puebla, conformada por 53 intérpretes de entre seis y 20 años, cuyo objetivo es propiciar y rescatar las tradiciones populares, bajo la dirección de su titular, Israel Crisóstomo.
Fue un programa de 12 temas en los que la música tradicional convivió, y por momentos se maridó, con nuevas expresiones que tienen lugar en las comunidades originarias, y a través de los cuales lenguas como el maya k’iche, el mixe, el zapoteco y el náhuatl dieron cuenta en el máximo escenario cultural del país de su vigencia y vitalidad.
Fusión y recreación
El propósito de Niman axkan es mostrar las distintas facetas de la música indígena de México, haciendo énfasis en la creación actual; esa música que escuchan los jóvenes de las comunidades originarias y cómo la absorben y recrean de acuerdo con sus tradiciones locales
, refirió el compositor Felipe Pérez Santiago, director de Vórtice Ensamble, quien creó este concierto en 2022, como parte de la celebración del Decenio de las Lenguas Indígenas, que desde entonces se ha efectuado en cuatro ocasiones. Las anteriores fueron en el Complejo Cultural Los Pinos, en la ciudad de Puebla y en Huejotzingo.
La velada contó con la participación de seis invitados, entre solistas y agrupaciones, procedentes de diferentes geografías y culturas nacionales. Los primeros fueron tres de los ocho integrantes de Kujipy, singular proyecto musical originario de Santa María Tlahuitolpetec, Oaxaca, donde existe gran tradición de música de viento, que ellos combinan con el sonido balcánico y el rap en su lengua originaria, el mixe.
Les siguió la soprano Victoria Amaro, cuyo quehacer está dedicado a la música contemporánea mexicana y canta en maya k’iche. Interpretó dos piezas: Canciones a la Tierra, tema sutil de Tata Ervin Cruz, cantado en aquella lengua originaria, y Xantolo, de Felipe Pérez Santiago, obra que aborda en español la tradición de Día de Muertos en la huasteca potosina.
De la sierra mixe al pueblo tsotsil y más
También desde la sierra mixe, el trompetista Benjamín Kumantuk Xuxpë ofreció un tema de su autoría, Ja Pujx (La nave, en castellano), de clara raigambre jazzística, acompañada por electrónica y percusiones, que hace referencia a cuando la autoridad convoca al tequio, a la fiesta
.
Como muestra de que en la nueva música originaria hay muchas variantes, géneros y expresiones, el Palacio de Bellas Artes se estremeció con la decibélica potencia de Xipe Totec, de Cuautitlán Izcalli, y su propuesta de death metal cantando en náhuatl y temas mexicas.
El concierto siguió con Damián Martínez, líder de la banda chiapaneca Sak Tzevul, que combina las tradiciones del pueblo tsotsil con el rock progresivo; luego, de la rapera y compositora juchiteca Sótera Cruz, quien es conocida por hacer hip hop en zapoteco.
La música tradicional estuvo representada por nuevas versiones de sones de La llorona, El coco y Son de la mariquita, además de piezas emblemáticas, como Dios nunca muere y un popurrí denominado Tradiciones mexicanas.