Miércoles 6 de marzo de 2024, p. 3
Madrid. En una multitudinaria rueda de prensa en el Instituto Cervantes de Madrid, a la que acudieron 50 periodistas y más de 180 siguieron la transmisión por Internet, los hijos de Gabriel García Márquez rememoraron los últimos días de su padre, cuando dictaba a su fiel secretaria, Monica Alonso, las correcciones de su postrera obra literaria, que dejó inconclusa y dispersa en cinco manuscritos.
El resultado final es la versión de En agosto nos vemos que hoy sale a la venta en todo el mundo de habla hispana, distribuida en México y Centroamérica por la editorial Diana, del Grupo Planeta, y en el resto del mundo por la multinacional Random House, que hizo una primera tirada de 250 mil ejemplares, a los que hay que sumar 50 mil que se distribuirán en México.
La novela fue traducida a 40 idiomas y estará a la venta la próxima semana en librerías de Estados Unidos, Francia, India, Reino Unido y Corea, entre otros países.
Su hijo Rodrigo, que se conectó vía Internet a la rueda de prensa, insistió en resaltar que el proceso de escritura del libro coincidió con su otoño
vital: El proceso fue una carrera entre el perfeccionismo del artista y el desvanecimiento de sus facultades mentales. La novela estaba un poco dispersa en varios ejemplares, pero estaba completa. No hemos agregado nada. La labor de Cristóbal Pera, el editor, es un trabajo de arqueología. Él mismo ha dicho que se limitó a corroborar datos
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La editora de Random House, Pilar Reyes, destacó que este libro es un maravilloso cierre por varios motivos: el amor, trasmutado aquí en deseo, es el tema central de la novela, como lo es de la obra entera de Gabo. Además, la novela está completa, aunque para su autor no fuera definitiva. Comparto la hipótesis que aventuran sus hijos en el prólogo: quizá la falta de facultades que no le permitieron a Gabo terminar el libro también le impidieron ver lo hermoso y pertinente que era. Este libro es la prueba de que un escritor no puede dejar de escribir. O, por decirlo de otro modo, que no puede vivir sin escribir
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