Acompañado por colaboradores y algunos empresarios, el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró el tramo 5 norte del Tren Maya, el primero de la parte más polémica a la que se oponen diversos grupos. La visita al proyecto más emblemático de su sexenio fue el último acto público antes de la veda electoral de tres meses.

No escatimó en calificativos: es la obra, sin duda, más importante del mundo, porque no son tamalitos de chipilín ni tortas de lechón, es construir mil 554 kilómetros de vías férreas y más de 800 kilómetros de vías electrificadas, con trenes modernos y estaciones bellísimas.

Se le veía radiante.

Estoy muy contento, estoy muy de presumir, dirían allá mis paisanos chiapanecos; me siento galán o, como se diría coloquialmente también en el lenguaje popular, estoy tirando aceite.

Como parte del trayecto estaba programado un alto para que la comitiva oficial recorriera la estación Puerto Morelos. A diferencia de los dos viajes previos que López Obrador hizo abordo del tren, en esta ocasión pidió que lo acompañaran no sólo sus invitados, sino también los reporteros y youtubers que dieron cobertura al recorrido.

Parte de este tramo viaja por vía elevada para evitar daños a cenotes y ríos subterráneos, lo que ha implicado –se afirmó– resolver los retos de ingeniería en una zona caracterizada por sus amplias extensiones de agua en el subsuelo.