Opinión
Ver día anteriorSábado 24 de febrero de 2024Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Infancia y sociedad

Cerebro y maldad

L

os sujetos despiadados, crueles, que cometen crímenes de horror, con o sin balas, por acción u omisión, o por decisiones inhumanas que destrozan obras y vidas, como se ha visto en México en los últimos años, son identificados como sicópatas por siquiatras y neurocientíficos. En el contexto sicoanalítico, se identifica a la sicopatía como perversión y puede originarse en la niñez por hechos de violencia insoportables para un infante.

Aunque todavía hay mucho por estudiar, existen datos suficientes para postular que el sicópata no nace, sino que se hace. El neurocientífico Jesús Pujol, director de investigación de la Unidad de Resonancia Magnética del Hospital del Mar, de Barcelona, sostiene que: “Un contexto de estrés emocional intenso y continuo en la niñez puede precipitar –como estrategia cerebral de protección al dolor emocional– la extrema maduración de algunas regiones cerebrales que implica, por un lado, un bloqueo para evadir el sufrimiento y, por otro, convierte a la persona en alguien sin escrúpulos y carente de remordimientos.

Hay distintos tipos de sicópatas; es un trastorno con diferentes grados de daño y de peligrosidad. Pero todos los sicópatas comparten características cerebrales y conductuales: son incapaces de sentir remordimientos, tienen problemas de relación interpersonal y dificultades para manejar sus emociones. Su cerebro es anatómica y funcionalmente diferente a los normales.

El cerebro del sicópata no puede conectar las áreas que procesan las emociones con las del raciocinio. En la práctica esa falla provoca que, ante un dilema moral, la activación de los dos sistemas esté bloqueada y no se puedan conectar. Después de revisar 400 artículos científicos, el doctor Pujol y su equipo concluyen que, aunque este trastorno es complejo, no exime de responsabilidad a quienes lo padecen (resumen en Psychological Medicine).

¿Será que haber vivido infancias terribles explica –no justifica– los actos de espanto que cometen los narcodelincuentes en nuestro país? ¿Será que un cerebro incapaz de conectar emociones y raciocinio facilita a los poderosos de hoy tomar decisiones perversas o gobernar con inmoralidad y sin remordimientos?

Cuiden a los niños y no tendrán que castigar a los hombres, es la advertencia de Pitágoras (filósofo y matemático).