s ya un aserto muy repetido que lo peor de la situación política actual de nuestro país resulta ser la oposición. Entes engreídos como el tal X. González, descuidados y chuecos a más no poder como Marko Cortés y Ricardo Anaya, desdichas del PAN, y el tal Alito, emblema de la catástrofe del PRI, no podrían dar lugar a un buen candidato de oposición entre tantos como podría haber en ese sector del horizonte político mexicano.
Mas todo indica que las buenas cartas de la derecha también le hacen el fuchi a sus capos actuales. Uno de ellos me decía, con un tono por demás lastimero, que cómo era posible que hubieran dejado ir a un superpersonaje como la señora Beatriz Paredes…
–Pues resulta muy sencillo –le contestó otro correligionario en aquella tertulia del café—, con ella no hubieran podido hacer sus trapacerías y triquiñuelas que les dan la oportunidad de medrar como lo han hecho siempre.
Podemos suponer que fue precisamente por eso que consideraron como un buen elemento a la señora Xóchitl Gálvez, de la cual teníamos mejor opinión antes de percibir las cosas como son...
Desde su ungimiento, la dama en cuestión se ha desbordado exclusivamente en críticas al gobierno actual, no dándole ninguna de sus acciones por buena: su retórica ha sido la censura permanente y constante. Dicho de otro modo: de todo lo que se ha hecho en los últimos cinco años no ha dado nada por bueno. Entre tantas y tantas cosas como ha dicho, porque vaya que es buena para hablar y hablar, no ha habido ni una sola propuesta que valga la pena tomar en cuenta: nada positivo. Con ello, pues, nos deja la sensación, que tal vez resulte valedera, de que su única idea sea simplemente volver al estado de cosas del neoporfirismo descarado de los últimos sexenios, que ya resultó un verdadero desastre difícil de resolver rápido y bien. Fueron más de dos décadas acumulando dagas contra la patria.
Una idea me gustaría dejar bien establecida para la candidata y su camarilla: cada vez tenemos más claro que las elecciones de 2018 resultaron ser una especie de alzamiento en urnas que sustituyó a un levantamiento en armas... Tal es la razón por la cual muchos pretendieron y pujaron para que el gobierno del señor presidente López Obrador actuase con mayor energía y fuese mucho más radical, en vez de llevar muchas cosas, con criterio político y no revolucionario, con más calma de lo que algunos deseaban.
A pesar de algunos baches, podemos reconocer que este sexenio habrá resultado sumamente benéfico para un gran sector de la población que alcanza por cierto una buena parte de las clases medias.
Pero dejando para otra ocasión la valoración de este gobierno, vale resaltar que la oposición de la derecha ha sido torpe y poco constructiva, como lo refleja claramente la conducta de su candidata presidencial.
Una sola cosa le diría yo a la señora Gálvez: que nos explique lo que piensa hacer si gana las elecciones presidenciales, porque lo cierto es que lo que piensa deshacer ya nos lo ha dicho de todas las maneras y podemos estar seguros de que hay muchos, muchos, votantes mexicanos de verdad, y no sometidos a intereses foráneos, que no estamos dispuestos a retroceder y sí a exhalar en tus aras su aliento
. ¿Entiende usted, distinguida señora Gálvez, lo que esto quiere decir?