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Exposición en Milán recorre la fascinante historia de los biombos

Abarca el desarrollo de estos objetos de los siglos XVII al XXI // Incluye chinos, japoneses y uno novohispano

Foto
▲ Biombo Coromandel. China, siglo XVIII. Madera de pino occidental, 284x624x2 cm. Museo Calouste Gulbenkian, Lisboa, Portugal. © Fundación Calouste Gulbenkian Lisboa/ Museo Calouste Gulbenkian.Foto Carlos Azevedo
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 20 de febrero de 2024, p. 5

Milán. La muestra Biombos de los siglos XVII al XXI, en exhibición hasta el 22 de febrero en la Fundación Prada, presenta una fascinante historia del desarrollo de este objeto antiguo a lo largo de 70 piezas. Originado en China en tiempos inmemoriales, el biombo se difundió en Asia, especialmente en Japón, y llegó a Europa durante el medioevo, ganando popularidad a partir del siglo XVII. La exposición explora cómo este objeto se adaptó a las necesidades y gustos locales, reflejando los cambios culturales a los que se ha ajustado con ductilidad, asegurando así su supervivencia y renovación desde hace siglos.

La exposición también se extendió a las sedes en Shanghái y Tokio, donde finalizó el 21 y 29 de enero, respectivamente. En estas sedes, el enfoque principal recayó en biombos contemporáneos, acompañados por un par de ejemplares antiguos excepcionales.

En la sede japonesa, se presentó una instalación de Keiichi Tanaami (1936), quien también exhibe un biombo en la sede milanesa. Como es característico de toda su obra, Tanaami se inspira en estímulos culturales eclécticos de las tradiciones oriental y occidental. En la base de su biombo se vislumbra el Guernica de Picasso, cubierto por un collage que evoca la estética del pop art, el cine, las formas sicodélicas, el manga y los cómics, algunos de ellos animados en homenaje a la función del biombo en el teatro kabuki y en el kamishibai (teatro de papel).

La exposición en Milán abarca una variedad de biombos, desde antiguos chinos y japoneses hasta uno novohispano, provenientes de colecciones europeas.

Aunque se presentan algunos ejemplares de épocas pasadas, la mayoría pertenece al siglo XX, periodo en el que el biombo experimentó una expansión significativa. Además, se incluyen 17 de esas piezas encargados para la muestra, que amplían su diversidad y creatividad.

Se transita así entre los de Watanabe Shiko, del siglo XVIII, dedicado al ritual de la elección imperial del caballo, el neomedieval del siglo XIX de William Morris, el erótico de Man Ray, el desconcertante de René Magritte, el pionero en contrachapado de Alvar Aalto, el minimalista de Sol LeWitt, el de parodia política de Mona Hatoum, el queer de Elmgreen & Dragset y el cinematográfico de Franz West, por mencionar algunos. Cada biombo refleja una época en los temas y materiales, así como la personalidad del artista.

La curaduría es de Nicholas Cullinan, director de la National Portrait Gallery de Londres, quien se muestra interesado en la cualidad híbrida de este objeto, mismo que se sitúa entre la cultura alta y baja, entre pintura, escultura y diseño, así como entre Oriente y Occidente.