Martes 20 de febrero de 2024, p. 4
El interior de El Castillo de Kukulcán, en la zona arqueológica Chichén Itzá, será explorado con rayos de origen cósmico en un proyecto que congrega al Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
El ex director del Instituto de Física (IF), Arturo Menchaca Rocha, y el profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago, Edmundo García Solís, explicaron que la meta es obtener la imagen de las entrañas
de El Castillo con la ayuda de detectores de rayos cósmicos,y comprobar la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura debajo del emblemático edificio, difundió la UNAM.
El instituto participa en el proyecto internacional Muografía para Usos Arqueológicos No Invasiva (NAUM, por sus siglas en inglés), con el que se espera obtener la radiografía
del edificio maya ubicado en Yucatán a partir del próximo verano y en seis meses.
Los científicos mencionaron que luego de registrar las dos cámaras ya conocidas de la subestructura uno, denominadas del Jaguar y de Chac Mool, explorarán lo que hay debajo de la pirámide de 30 metros de altura, en la investigación de un semestre probable de duración, en la que colaboran también las universidades Dominican y de Virginia, así como el laboratorio de física de altas energías Fermilab.
Menchaca Rocha explicó que el bombardeo
de rayos cósmicos en la atmósfera del planeta produce partículas como los llamados piones, de cuyo rápido decaimiento resultan los muones, radiación de origen cósmico, cargada eléctricamente, y más abundante, que incide sobre la superficie terrestre.
García Solís sostuvo que los muones, a diferencia de otras partículas como los neutrinos, se pueden detectar y contar en cierta área, por unidad de tiempo y de energía. Si se realiza un conteo en alguna pirámide y se encuentra una irregularidad, es porque hay un cambio de densidad en la estructura de la construcción, o sea, más o menos materia, una cámara o un hueco, por ejemplo. En este caso, habrá mayor probabilidad de que estas partículas la atraviesen. En eso consiste la técnica
.
El detector, detalló el catedrático de la universidad estadunidense, contiene un plástico que produce una señal de luz cada vez que lo atraviesa un muon. Esa señal electrónica se digitaliza y se convierte en números
que se guardan en una computadora y se mandan por Internet a las universidades participantes para su análisis.
La técnica fue empleada con los mismos fines por el científico estadunidense Luis Álvarez, en la pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo, y por Menchaca Rocha en la pirámide del Sol en Teotihuacan. Los instrumentos han sido reducidos y es posible colocarlos en un espacio pequeño, como alguno de los dos túneles de Kukulcán.
El equipo de investigación ha visitado Chichen Itzá en cuatro ocasiones y escaneó con láser la pirámide para conocer sus dimensiones e imagen exacta, midió la densidad de sus materiales, probó el tamaño del detector (un metro por 80 centímetros y un metro de alto) en los túneles con ayuda de una maqueta, remplazó la instalación eléctrica, verificó Internet y envío de datos y las condiciones ambientales, refirió Menchaca.
Antes de colocarlo en Chichén Itzá, el detector (que se construye en Chicago) se probará en el IF, donde se planea tomar datos para ver
con ayuda de los muones el acelerador de partículas de 5.5 MeV (mega electron volt) que posee la dependencia a través del concreto de su edificio. Después se llevará al sitio arqueológico maya, concluyeron los investigadores.