El Instituto Nacional Electoral (INE) elaboró una estrategia para tratar de elevar la participación ciudadana frente al desencanto de un sector de la población, especialmente los jóvenes, hacia la vida política y electoral.

Con una ligera variación en el nombre –y un abultado compendio teórico–, el INE echará a andar la Estrategia Nacional de Educación Cívica 2024-2026 en un contexto de estancamiento de la participación que en las recientes contiendas jamás ha pasado de 62 por ciento promedio para elecciones presidenciales y de 47 por ciento en las intermedias.

El país es heterogéneo; por ejemplo, en la reciente elección federal intermedia para definir la Cámara de Diputados, en 2021, la variación por entidad es de casi 30 puntos: en Tlaxcala votó 65.8 por ciento y en Baja California apenas 37.6 por ciento.

A nivel general, las entidades del sur (Campeche, Chiapas, Veracruz y Yucatán) suelen tener las tasas de participación superiores al resto del país, mientras en el noroeste son relativamente menores (Baja California, Chihuahua, Durango y Sonora).

Por sexo, desde la elección de 2009 las mujeres votan más que los hombres; en 2021, la tasa de ellas alcanzó 55.6 por ciento en promedio y la de ellos 47.8 por ciento. En los comicios presidenciales anteriores, en 2018, la correlación fue de 66.3 por 58.1 por ciento.

El caso de los jóvenes es peor: comienzan con motivación al llegar a la mayoría de edad y obtener su credencial (57.4 por ciento en zonas rurales y 50.2 por ciento en urbanas), pero enseguida viene el desencanto y el desplome hasta de 37 por ciento de participación de los jóvenes de entre 25 y 29 años en ciudades.

Por grupos de edad en las elecciones federales, desde 2009 se registra que quienes participan en menor proporción son las y los ciudadanos jóvenes de 20 a 29 años. Este es uno de los datos más relevantes de la participación electoral mexicana desde el punto de vista de la promoción del voto, se indica en el documento que será sometido el jueves entrante a consideración del consejo general del INE.

El aspecto anterior cobra más relevancia si se considera que constituye uno de los grupos de población con mayor peso demográfico en la lista nominal de electores.

Con corte al 31 de octubre son 36 millones 694 mil 142 (37.78 por ciento), “por lo que su participación –o abstención– tiene un impacto crucial”.

De acuerdo con ello, añade el INE, parece haber un desencanto de esta población con la esfera político-electoral que se refleja en la caída de su participación después de ejercer su voto por primera vez.

Sin embargo, aclara que considerar a los jóvenes como un grupo de atención focalizada implica el riesgo de caracterizarlos de manera errónea como homogéneo.

Se trata de un grupo diverso que se mezcla con otros en situación de discriminación como las personas con discapacidad, de la diversidad sexual, mujeres y grupos indígenas.

En el extremo, quienes más votan en México son las personas de entre 60 y 70 años.