Jueves 8 de febrero de 2024, p. 8
Río de Janeiro. En los espacios exteriores de un museo de Río, convertido en salón de belleza a cielo abierto, Amanda Barroso deambula con el pelo crespo cubierto de una pasta azul para adoptar un look rubio y celebrar el carnaval.
Bajo el duro sol del mediodía, algunos aguardan a que el agua oxigenada haga efecto, mientras otros esperan su turno para retocarse un viejo decolorado o blanquearse por completo el cabello e incluso la barba y el bigote.
El platinado es un símbolo tanto en las favelas como para la autoestima de los negros, porque siempre fue un color negado
, dice Barroso, iluminadora teatral de 21 años.
Mientras suena funk por los parlantes, algunos se hacen selfis con mechones de papel de aluminio o una toalla sobre los hombros. Otros se refrescan en las 14 piscinas desarmables para niños que fueron instaladas como parte de la intervención. Decoloración global es un proyecto de Maxwell Alexandre, artista plástico y activista que nació y creció en la favela Rocinha, la más grande de Río.
Funciona como espacio de experimentación y de encuentro, pero también como proclama contra la estigmatización de la que son objeto muchos jóvenes en los barrios pobres, explica Alexandre, de 34 años.
Para mí un negro de pelo rubio siempre fue muy estético; era algo que quería hacer desde muy joven, pero estaba muy asociado con la delincuencia y las facciones criminales en las favelas, por lo que era un poco peligroso
, cuenta a Afp en medio del alboroto.
Para él, es una afirmación de libertad frente a cualquier estigma que pueda aprisionar al cuerpo negro
. Desde la semana pasada, el carnaval se apoderó de la cidade maravilhosa, con actuaciones de decenas de blocos que llenan de música las calles, y la expectativa por los desfiles en el Sambódromo los próximos domingo y lunes, cuando los festejos alcancen su clímax.
La peluquería efímera en la entrada del Museo de Arte de Río, en el centro de la ciudad, también es una propuesta lúdica, un ritual de celebración
, dice Alexandre.
Por eso ocurre antes del carnaval o de la reveillon, cuando los cariocas se vuelcan a las playas de la ciudad para recibir el año nuevo.