Los sicarios y las distorsiones de la DEA
lguna jugada sucia han preparado los estrategas de la agencia gringa de lucha contra las drogas (DEA) para tratar de ejercer venganza en contra del gobierno de la 4T, sin considerar que sus ataques carecen de credibilidad en casi todo el país.
Los sicarios de la DEA dispararon en los momentos en que, según sus mediciones, el gobierno acusaba debilidad, pero una vez más fallaron. Descubrir por confesiones publicadas que nada de lo escrito era contundente y que se trataba sólo de conjeturas sin piso firme abona a la larga lista de ataques fallidos por parte del organismo.
Se trata de ataques desesperados por las derrotas sufridas, pero tal vez la más interesante, la menos investigada, es la que protagonizó Nicholas Palmeri, quien fungió como director de la agencia para México.
Fue a principios del año pasado cuando se supo del cese de Palmeri por medio de la información que proporcionó la agencia de noticias estadunidense Prensa Asociada (Ap, por sus siglas en inglés).
La información de la agencia explicaba que su funcionario de más alto nivel en México había sido destituido porque se le halló culpable de tener contactos inapropiados con abogados de narcotraficantes. En esos tiempos se habló de que el flujo de cocaína, heroína y fentanilo había aumentado en proporciones alarmantes.
Palmeri, a quien se le había encargado la lucha contra la droga en México, Canadá y Centroamérica, tenía una magnifica relación con abogados de Miami defensores de narcos, con quienes se permitía, incluso, salir a vacacionar.
Fiel a su perfil tramposo, la agencia aparentemente ocultó la destitución realizada en 2022 y fue un año después, cuando gracias a la información proporcionada por Ap, se supo de la acción.
Los ejemplos, que dan idea de la distorsión de la agencia por el mal comportamiento de sus agentes, se multiplican. En el tiempo en que la DEA descubrió la conducta fuera de norma de su director regional en México, el más importante en el extranjero, se supo que otro agente, del que no se dio un nombre, y su ex supervisor, fueron acusados de filtrar información confidencial de manejo exclusivo de la agencia a dos abogados defensores de narcos a cambio de 700 mil dólares. Uno de esos abogados estaba ligado al funcionario que dirigía la agencia en México.
Aparentemente, la DEA se convirtió, en parte, en una red de complicidades que ha llevado incluso a proveer armas a los cárteles que actúan en México, sin que ello condujera al castigo, más que merecido, a quienes lo urdieron.
Hoy la DEA no tiene credibilidad en México y se le considera parte del problema y no la solución para resolver el conflicto del narcotráfico.
Por ello, los sicarios que volvieron a fallar el tiro pueden obtener algunos leves ecos interesados de su trabajo, pero cada vez incrementan su poca credibilidad.
Alguien bien intencionado asegura que la DEA busca que México realice alguna acción legal en contra de ellos para, como es costumbre, llenar de injurias sin pruebas al gobierno, cosa que, por ese conducto, no sucederá.
De pasadita
Los nombres de los posibles candidatos a las alcaldías de la ciudad han empezado a fluir y con ello las protestas de muchos morenistas que no están de acuerdo con las designaciones. Por lo pronto, las apuestas van en el sentido de que Morena volverá a perder, cuando menos, la mitad de la capital.
Se perderán elecciones en alcaldías consideradas seguras como Iztacalco y no se recuperarán otras, como Cuauhtémoc. Dos pecados marcarán el mapa político de la CDMX: por un lado, el trabajo de los alcaldes, y por otro, el personaje a quien pretendan imponer. En ninguno de los dos renglones anda bien Morena.