Bogotá. Una semana después de que los nuevos alcaldes y gobernadores de Colombia tomaran posesión de sus cargos, ha quedado en evidencia el surgimiento de un bloque de poderes regionales que no sólo desafía al presidente Gustavo Petro, sino que pone en marcha las mismas políticas de seguridad inspiradas en el autoritarismo y la represión que impulsó durante ocho años el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010).

Las victorias de sectores tradicionales en los comicios regionales de octubre de 2023, primer pulso electoral del gobierno, cambiaron el mapa político del país, según la opinión de la mayoría de analistas políticos, hecho que el gobierno decidió ignorar.

Los discursos de posesión y las primeras decisiones ejecutivas, aplican al viejo refrán nacional de que en el desayuno se sabe cómo será el almuerzo. Acusaciones a Petro de contemporizar con los violentos y ácidas críticas a su política de paz, que prioriza el diálogo a la confrontación armada, han sido complementadas con envalentonados alardes de autoridad.

Como el de Andrés Rendón, gobernador de Antioquia –el departamento más poblado y rico del país- quien invitó a su toma de posesión al ex presidente Uribe para darle las gracias por ser el hombre que le devolvió la tranquilidad a Colombia y nos enseñó que era posible vivir seguros, y luego anunciar que su prioridad será la seguridad de su departamento.

Rendón desató una controversia al proponer la creación de frentes de seguridad ciudadana, figura que evocó sin remedio la creación de las denominadas Convivir durante la gobernación, hace 20 años, de Álvaro Uribe, consideradas el germen del paramilitarismo y de la política de tierra arrasada para contener lo que el ex mandatario llamaba la amenaza terrorista.

Al tono ultrarregionalista –para algunos con pinceladas separatistas– de Rendón se sumó al de Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín –capital de Antioquia–, quien se considera el mayor contradictor de Petro y ha acusado al jefe de Estado de tener una enemistad hacia su departamento. Alcalde y gobernador han acuñado la desafiante frase: si Antioquia resiste, Colombia se salva.

“Militarizar, Bukelizar y armar regímenes policiales municipales y regionales, es la salida típica de las roscas dominantes frente a los problemas de la violencia rural y urbana, lo cual equivale a echarle combustible a un incendio”, dijo a La Jornada el analista político Horacio Duque.

Sobre la inminente creación de los frentes de seguridad, el senador Iván Cepeda, de la coalición de gobierno, opinó que crear grupos de civiles para la seguridad es volver a recorrer el camino de catastróficas experiencias que conducen al paramilitarismo.

Pastor de una secta cristiana y conocido como el Bukele colombiano tras hacer su campaña electoral inspirado en el presidente de El Salvador, Jaime Beltrán no se ahorró amenazas durante su toma posesión como alcalde de Bucaramanga, quinta ciudad del país con más de 700 mil habitantes.

Beltrán ofreció restaurar la seguridad a través del patrullaje permanente de la policía en las comunas más pobres de la ciudad y la construcción de nuevas cárceles. Su primer decreto fue para prohibir el consumo de licor y mariguana en lugares públicos.

La ofensiva ultraderechista de mandatarios locales y regionales ha estado acompañada de trucos políticos de los partidos tradicionales para impedir que el Pacto Histórico, coalición de gobierno, pueda ejercer su derecho constitucional a elegir vicepresidentes en los concejos municipales y las dumas departamentales.

Andrés Escobar, hombre que salió a disparar contra los jóvenes que protestaban durante el estallido social de 2021, no sólo se posesionó como concejal de la ciudad de Cali, sino que ha sido convertido en paradigma del ciudadano que lucha por el bienestar de su comunidad.