Lunes 4 de diciembre de 2023, p. 4
La poesía es un género inmortal, extraordinario y capaz de cultivar el espíritu de las personas. Ser poeta implica evitar que los sentidos se atrofien, así como asimilar los latidos del mundo para poder crear versos y prosas
, considera el escritor y periodista Margarito Cuéllar Zárate (San Luis Potosí, 1956), quien acaba de publicar en China su poemario El silencio y el sonido de las cosas. Es el primer mexicano en participar en el Festival Internacional de Poesía de Shanghái, que se desarrolla del 2 al 6 de diciembre en dicha ciudad.
Sigo escribiendo poesía por terco y necio. Ha sido una vida de 42 años dedicado a ella. No sabré mucho de las modas literarias, pero en mi mundo soy feliz, porque encuentro refugio en mis colegas, libros y poemas
, explicó el poeta en entrevista con La Jornada.
“Como lector y crítico literario, aún tengo las mismas dudas, temores y alegrías que la mayoría de los poetas. En una sociedad tan convulsionada en la que prevalecen tantas situaciones tristes, aún me pregunto si lo que hago vale la pena.
La escritura conlleva muchas paradojas; un poeta puede dedicar su existencia a expresar ideas, sentimientos e historias, pero será interesante comprobar si ese lenguaje le está diciendo algo a alguien, más allá de lo que piense el autor, sus camaradas, o lo que se pueda decir en los encuentros académicos.
Publicado por la editorial del Festival Internacional de Poesía de Shanghái y con prólogo del autor Zhao Lihong, El silencio y el sonido de las cosas forma parte de una colección cuya poética envuelve la naturaleza, la cultura del pensamiento del lenguaje, y la importancia de los silencios, a partir de la combinación de dos idiomas: el español y el chino.
Será mi primer libro que se publique en ese país
, señala entusiasmado Cuéllar Zárate. Sin embargo, su júbilo es por partida doble, ya que también acudirá a un encuentro internacional en el participan una veintena de escritores, entre ellos Wole Soyinka, primer africano en obtener un Premio Nobel de Literatura, el argentino Enrique Solinas, y la italiana Flaminia Cruciani.
Ambas iniciativas (el festival y el libro) tendrán lugar dos años después de que, debido a la pandemia de covid no pude presentarme a recibir el Premio Internacional de Poesía Golden Magnolia 2021 (en Shanghái), motivo de júbilo, porque soy el único autor de habla hispana en recibirlo.
Además de leer fragmentos de su obra, Margarito Cuéllar será ponente en foros de debate. Una de las charlas más esperadas versa sobre la relación entre literatura e inteligencia artificial (IA).
Es un tema actual y con futuro, aunque apenas estamos encontrando el hilo; mi experiencia ha sido a través del ensayo, pero no es que ponga a la tecnología a crear un texto, sino que hago experimentos, como cuando hacía mi tesis doctoral sobre el aforismo en México; logré recabar datos específicos y fechas
, puntualiza el autor de En el hotel de la vida todos somos extranjeros.
“La IA es un reto muy importante para nosotros los docentes. En la actualidad los alumnos pueden usarla en cualquier tarea. La cuestión de fondo es que esta tecnología pone a prueba a la inteligencia humana en el sentido de qué tan capaces somos para no volvernos tan dependientes de ella, así como evaluar los posibles efectos contraproducentes.
Usé la IA para pedirle una lista de escritoras contemporáneas y lo hizo sin problema. Sin embargo, cuando le pedí un aforismo, lo hizo fatal. Ni siquiera llegaba a un tuit. Estoy convencido de que ésta nos puede ayudar con ciertas noticias, cifras, documentos, apuntes o reseñas, pero jamás llegará al nivel de la creación humana.
El autor de más de 15 libros de poesía y ensayo, cuya obra fue recogida en varias antologías de narrativa y aforismos, se inspira en temas de actualidad, como la naturaleza, sus hijos, la migración o la guerra, para mantener en forma la llama de su escritura.
“La palabra es algo deslumbrante. Por esa razón también sigo estudiando a poetas de otras latitudes. Silvia Tomasa Rivera, Vicente Quirarte, Eduardo Langagne y Eduardo Casar son algunos poetas de mi generación que siguen esparciendo sus granitos poéticos en el mundo.
Me sigo sintiendo un principiante, no por falsa modestia, sino porque siempre se puede aprender algo nuevo. En los viajes, hay sinfines de conocimientos. Cuando mis poemas se publican en otros idiomas, me siento como de otro planeta al invadir el carril de la poesía.