Miércoles 29 de noviembre de 2023, p. a11
Ginebra. La tragedia acompañó a Mo Farah por mucho tiempo. Víctima del tráfico de personas en Somalia, el atleta británico, incluso en la adversidad, tuvo la fortaleza para convertirse en cuatro veces campeón olímpico. Su último reconocimiento le llegó ayer. Por su ejemplo de vida, fue elegido el primer embajador de buena voluntad de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una de las agencias de la ONU.
El atleta recientemente reveló que no llegó a Gran Bretaña con el estatus de refugiado, como indicaba su biografía, sino como víctima de trafico de infantes. Después del asesinato de su padre en tierras somalíes, Farah fue sacado ilegalmente de su país de origen.
Mo Farah, cuyo verdadero nombre es Hussein Abdi Kahin, llegó a Londres alrededor de los ocho o nueve años, acompañado por una mujer que nunca había visto antes y bajo una falsa identidad.
Después formó parte del servicio doméstico de una familia.
Ningún niño debería soportar lo que yo viví. Las víctimas del tráfico de infantes son sólo niños que simplemente merecen jugar
, reveló después de su nuevo nombramiento en Ginebra.
Doble medallista de oro en los 5 mil y en los 10 mil metros en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, y después en Río en 2016, Farah se retiró de la competición en septiembre a los 40 años.
Convertirme en embajador de la OIM me da la oportunidad de ayudar a la gente, a personas como yo, de cambiar cosas
, afirmó.
La estrella del atletismo indicó que pretende utilizar su nue-vo puesto para promover la fuerza del deporte como medio de emancipación, especialmente entre las mujeres y las chicas jóvenes.
Yo pude aprovechar la ocasión que el deporte me ofrecía para superar la experiencia que viví de niño y para demostrar que sea cual sea nuestra apariencia o nuestro acento, podemos lograr grandes cosas
, concluyó.