Pronóstico sobre el rectorado en la UNAM
ijimos, al final de la columneta pasada, que habían quedado pendientes de comento algunas características de la personalidad del rector Leonardo Lomelí Vanegas, las cuales vale la pena resaltar en la medida en que son claros indicadores de cuál podría ser el color, la profundidad y la dimensión de suejercicio rectoral. Intentar conocer mejor sus expresiones conductuales del pasado nos auxilian a elaborar un pronóstico más objetivo al respecto.
No suposiciones ni conjeturas producidas merced a facturas comerciales concertadas. Sí, al análisis que evidencia una muy definida convicción de la forma de pensar la vida y, además, vivirla en consecuencia (una sentencia muy repetida, adjudicada al entrañable José Mujica, aunque yo la tengo ubicada muchísimos años antes y dice: El que no vive como piensa corre el peligro de pensar como vive
.). En los siguientes datos biográficos veremos que Leonardo Lomelí, en su muy extensa vida universitaria, no registra una afiliación partidaria a cualquier tendencia política, pero, en cambio, sí una permanente militancia y fidelidad a una causa: la universidad.
Vaya que Lomelí es un político en activo, y desde siempre, si no, cómo se explica que haya sido miembro del Consejo Técnico de su escuela y también del Consejo Universitario, organismos que reclaman el voto mayoritario de los universitarios representados. Electo y relecto director de una de las dos facultades en las que se graduó con honores. Por su dedicación y eficacia ser designado y redesignado secretario general de la rectoría y haber podido convencer a los 15 miembros de la Junta de Gobierno a fin de que decidieran nombrarlo rector de la UNAM, decisión nada fácil tomando en cuenta que entre los demás candidat@s había las y los universitarios más distinguidos de la institución. Un dato fundamental para corroborar todo lo dicho: la designación de Patricia Dávila Aranda como secretaria general de la UNAM, fue una determinación personal de Lomelí, pues, en este caso, la paridad de género no fue el factor que acotó el singular nombramiento, dado que no hay ordenamiento legal que obligue al rector a escoger al secretario general dentro de un sexo determinado.
Miremos mejor los antecedentes, la experiencia y la comprobada vocación universitaria de servicio. La doctora Dávila Aranda fue directora de una institución que cuenta con más de 16 mil alumnos: La FES, o sea la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala. En el momento de ser designada en su nuevo encargo se desempeñaba como secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM.
A continuación, algunas afirmaciones suyas durante su primera entrevista de prensa, concedida a Lilián Hernández y Fernando Camacho, reporteros de esta casa: Pero nadie tiene derecho a violentar y no lo vamos a permitir
. La universidad es vista por muchos sectores descontentos por su autonomía como un botín. Es gracias a ese elemento normativo que seguiremos diciendo no a lo que tengamos que decirlo
. Hablando de los grupos de encapuchados que suelen infiltrarse en las manifestaciones y protestas de los universitarios de a devis
, agregó: ¿Quién los manda? ¿Son ellos de adentro o son de afuera?
Saberlo y ser capaces de documentarlo, denunciarlo y, por supuesto, de exigir la aplicación de la ley, significará darle a la entelequia de la autonomía un asomo de realidad. Si así nos proponemos, entre todos podemos lograrlo.
Otro asunto respecto del nuevo rector que me interesa sobre manera y que ocupa unos cuantos reglones: Lomelí jamás se dejó tentar por los ofrecimientos de dueños de cultas editoriales para inscribirse en los hatajos de los intelectuales orgánicos que se engordan plácidamente en los hatos gubernamentales. Revísense las nóminas, aún las partidas llamadas secretas. Como me parece recordar, don Pablo González Casanova dijo: ¡Claro que soy un intelectual orgánico, pero de la Universidad!
