Acapulco, Gro., Tener señal de telefonía y recargar los celulares se ha convertido en un suplicio para los habitantes del puerto, desde que los vientos de Otis, hasta de 330 kilómetros por hora, azotaron Acapulco.

La mañana del sábado, un guardia de seguridad privada que vigilaba lo que queda de una sucursal de la compañía AT&T, en la zona Dorada, a quien se le preguntó cuándo habrá servicio regular, señaló que no se sabe, pues la antena quedó bien fregada.

En algunos puntos de la avenida costera Miguel Alemán es posible recibir de forma esporádica un mensaje de WhatsApp o hasta una llamada en algún área cercana a la Gran Plaza, pero nada más.

Desde la mañana del 25 de octubre hasta este sábado, se puede observar a personas en diferentes partes de la ciudad alzando con su manos sus teléfonos para ver si agarran señal.

El punto provisional de recarga ubicado en el exterior del hotel Copacabana, del 26 al 30 de octubre, se convirtió en un alivio para decenas de ciudadanos y turistas, hasta que la hospedería cerró sus puertas y despidió a unos 200 trabajadores, por lo que el pequeño módulo de la Comisión Federal de Electricidad fue cerrado.

En puntos de recarga como el de la iglesia de Costa Azul, instalado por Infinitum, es posible conectar el celular durante 15 minutos, hacer llamadas y utilizar una de las ocho computadoras.

Pero tras el paso de Otis, las reglas cambian de un día a otro y sin previo aviso, y el sábado no había señal de telefonía ni de Internet, y sólo se podía cargar el teléfono por contacto USB, que es más lento, pero alcanza para hacer una llamada de emergencia.

La empresa que ha tenido mayor regularidad en el restablecimiento del servicio es Telcel, aunque también en ciertos horarios y sitios específicos de la ciudad. Por ejemplo, en Puerto Marqués y Revolcadero la señal está disponible de ocho a 21 horas.

La energía eléctrica ha sido restablecida sólo en partes de la ciudad, como en Las Brisas, Joyas de Brisamar, en puntos de la avenida costera Miguel Alemán de la zona Dorada y la Condesa parte baja, pero no en todo Acapulco, por lo que en ocasiones hay que desplazarse varios kilómetros para reabastecer los aparatos.

Pero eso no es lo único que preocupa al guardia privado de la tienda AT&T, quien cuida el establecimiento de la costera en turnos de 12 horas, junto con otro compañero, sino su salario, pues no me han pagado mi quincena del 31, y no hay para cuándo: no hay bancos, no hay llamadas, no nos pueden hacer el depósito, lamentó.