Miércoles 25 de octubre de 2023, p. 29
El uso de energías fósiles –petróleo, carbón y gas natural– alcanzará su punto más alto en 2030, adelantó la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), al presentar su informe sobre la perspectiva energética mundial.
Se prevé que cada una de las tres categorías de combustibles fósiles alcance un máximo en 2030. Esto nunca antes se había visto en el escenario de las políticas declaradas por los gobiernos mundiales
, resalta el documento, al mismo tiempo que planteó que el pico de emisiones de dióxido de carbono llegue a mediados de esta década.
Argumentó que hay fenómenos naturales en todo el mundo y en regiones específicas que podrían incrementar la demanda de energías fósiles; por ejemplo, las olas de calor y las sequías bien podrían provocar aumentos temporales en la demanda de carbón al aumentar el uso de electricidad en un momento en que la producción hidroeléctrica puede verse limitada.
Explicó que en caso de que la demanda de combustibles fósiles cayera, los desafíos a la seguridad energética persistirán, ya que el proceso de ajuste de la demanda no será necesariamente fácil ni fluida.
Los picos de demanda no eliminan la necesidad de invertir en el suministro de petróleo y gas, dado lo pronunciados que suelen ser los declives naturales de los campos existentes. Al mismo tiempo, subrayan los riesgos económicos y financieros de los nuevos proyectos importantes de petróleo y gas, además de sus riesgos para el cambio climático.
El documento detalla que en América Latina y el Caribe, la demanda de electricidad aumenta dos veces más rápido que los combustibles fósiles, y aunque el consumo final de energía hoy es principalmente en el petróleo, la proporción disminuirá a medida que los países busquen combustibles alternativos
.
Brasil lidera la adopción de biocombustibles, mientras Chile, Colombia, Costa Rica y México son los que más priorizan la rápida adopción de vehículos eléctricos.
Brasil representa el segundo país con mayor aumento en la producción de crudo a nivel mundial desde 2016 y seguirá así hasta 2050, y representará cerca de 5 por ciento de la producción mundial entre 2030 y 2050.