Washington. A 47 años del asesinato de Orlando Letelier, ordenado por el dictador Augusto Pinochet, el presidente chileno, Gabriel Boric, honró ayer al ex canciller de Salvador Allende cerca del lugar del crimen, donde condenó la esencia misma de la dictadura de 1973.

Letelier y Ronni Moffitt, su colaboradora estadunidense, fueron asesinados el 21 de septiembre de 1976 con una bomba adosada al coche del político en el barrio de las embajadas en la capital estadunidense.

El mandatario chileno denunció que hay personas que afirman que el asesinato del diplomático fue un exceso, pero reconocen el éxito económico de la dictadura. El atentado no fue casualidad, no fue un exceso, fue parte de una política sistemática de silenciamiento, puntualizó.

Boric condenó la esencia de la dictadura y arremetió contra quienes insisten en que el golpe era inevitable.

Documentos desclasificados por Estados Unidos han demostrado que el asesinato de Letelier fue ordenado por Pinochet y que su ascenso al poder fue propiciado por la agencia de inteligencia estadunidense (CIA, por sus siglas en inglés). Boric agradeció la desclasificación de archivos, así como un proyecto de resolución presentado por congresistas estadunidenses que pide disculpas por el papel de Estados Unidos en el golpe de Estado.

Antier, Borico afirmó ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) que la democracia encara nuevas amenazas y defendió el multilateralismo.

En su primera intervención ante el organismo, cuya puerta principal será llamada Salvador Allende en homenaje al ex presidente, Boric llamó a todos los países a colaborar porque esto permite limar asperezas, además de poner como ejemplo la relación de su país con Bolivia, nación con la cual Chile no tiene relaciones diplomáticas pero ha cooperado en temas fronterizos.

Bajo este contexto, al cumplirse 50 años de la muerte de Pablo Neruda (1904-1973), la fundación del escritor reiteró en un comunicado su profundo compromiso con la verdad y el respeto a los derechos humanos, así como su repudio a los asesinatos y torturas a raíz del golpe de Estado.

La brutalidad del golpe militar, que destruyó las bases de la convivencia humana en Chile, afectó profundamente al poeta, quien, “en pocos días, vio arrasados sus ideales y a sus amigos asesinados. Cuando los valores democráticos y la defensa de los derechos humanos –del país y del mundo– sufren los embates de nuevos populismos, nuevos fascismos y negacionismos crueles, la figura de Pablo Neruda es ejemplo de lecciones para el hoy”, aseguró la fundación.