Opinión
Ver día anteriorSábado 24 de septiembre de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Infancia y sociedad

Maestras y maestros inolvidables

S

e quedan para siempre en las almas y las mentes de sus alumnos, porque sonríen en vez de fruncir el ceño ante los errores. Porque saben capturar el interés y despertar el gusto por el conocimiento; porque los miran a los ojos, los escuchan, les hablan serios, pero no solemnes y su cariño emana de una voz firme, pero dulce. Nuestros niños necesitan hoy como nunca maestros sensibles más que sabiondos; maestras risueñas más que exigentes. Una escuela que les dé confianza, alegría y ganas de aprender.

En cierta ocasión, tuve en mis manos un cuaderno de cuarto de primaria. En él encontré un ejercicio en que el alumno debía escribir cuatro frases con sustantivos abstractos. Decía: 1. El amor es bonito 2. El odio es feo 3. La fe la traigo conmigo y 4. El humo sale de la chimenea (¡¡). El maestro puso palomita a las cuatro frases, no porque el humo sea abstracto, sino porque al ser casi intangible –me explicó– demuestra que el alumno sí ha captado el concepto, aunque le falte experiencia o vocabulario.

Otra vez, cuando yo era maestra en un jardín de niños de la SEP, mostré a mis pequeños alumnos figuras de madera de tres tamaños y pregunté cómo eran. ¡Grande!, exclamaron. Y esta otra –les pregunté–, ¿de qué tamaño es? ¡Chica, gritaron con entusiasmo, pues los niños disfrutan demostrar que saben algo. Por último, presenté una figura de tamaño intermedio y la coloqué entre la chica y la grande. Y esta, ¿de qué tamaño es?, pregunté. Se quedaron callados y miraban desconcertados, hasta que una niña exclamó: ¡Grandecita! Muy bien, dije… A las cosas que son así se les llama me-dia-nas: medianas. Lo relevante es comprobar que con frecuencia conceptos y vocabulario no se desarrollan juntos, pero que los niños tienen recursos lingüísticos para nombrar conceptos que ya poseen. Los buenos maestros saben que el aprendizaje es un conjunto de procesos que avanzan por desvíos, que requieren tiempo, ensayos, aproximaciones; saben que si queremos que los niños desarrollen su razonamiento, hemos de comprender y respetar sus estrategias en lenguaje o matemáticas. Exigir respuestas estándar es una manera de estropear el aprendizaje. Eso lo saben maestros y maestras que construyen escuelas inteligentes.

PS Más escuelas y menos bancos. Más maestros y menos soldados.