El presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, aseveró que el actual modelo electoral enfrenta el desafío de evitar que se mutile el sistema nacional de votaciones con la intención de desaparecer a los Organismos Públicos Locales Electorales (Ople). Ese, sostuvo, es uno de los propósitos de los foros para la reforma en la materia que se llevaron a cabo las semanas pasadas.

Al inaugurar el quinto Encuentro entre consejeras y consejeros del INE y Ople: agenda de coordinación para alcanzar la igualdad desde los órganos electorales, Córdova subrayó que a los detractores del sistema nacional de elecciones es indispensable recordarles, en todos los espacios y por todos los medios posibles, que si se quiere mejorar la calidad de la democracia mexicana, es tan necesario preservar y mejorar sin lugar a dudas, pero preservar tanto al INE como a los Ople.

Advirtió: “Ni el INE solo, ni los Ople solos, podrían con la responsabilidad que implica organizar y llevar a buen puerto la elección de 2024.

Nuestro sistema es sin duda mejorable, pero su mejora no puede estar fundada en cambios que partan de fobias institucionales, o peor aún, de rencores personales, subrayó.

Hizo referencia a decisiones que se están tomando en los congresos y los gobiernos locales, como la preocupante situación de asfixia presupuestal a la que algunos órganos electorales están siendo sometidos, las amenazas de denuncias penales en contra de titulares de los órganos electorales y las propuestas de reformas, algunas de ellas ya lamentablemente concretadas, a leyes secundarias para tratar de incidir en estructura organizativa de los Ople.

Aseguró que todas estas son decisiones que exhiben intentos, me parece francos y evidentes, por debilitar la autonomía y la independencia que mandata la Constitución federal y las constituciones locales, a los órganos que integramos el sistema nacional de elecciones.

Hoy por hoy, ese binomio para la calidad de la democracia que conformamos tanto el INE como los Ople, siempre vale la pena resaltarlo y subrayarlo, está resultando indispensable, como ha ocurrido en los últimos ocho años para la gobernabilidad democrática, de cara a los futuros desafíos electorales.