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Intereses de la deuda=sangría // Con neoliberales, 6.6 billones // Meade: god save the queen

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▲ El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, se tomó la foto con las diputadas de Morena después de entregar el paquete económico 2023, el cual incluye el pago de más de un billón de pesos por los intereses de la deuda.Foto Cristina Rodríguez
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n 1982, último año de gobierno de José López Portillo, estalló la crisis de la deuda externa mexicana, y fue el acabose. Por ese entonces, su saldo ascendía a 86 mil millones de dólares. Una locura, pero, ¡por fin!, apareció el salvador de la patria: Carlos Salinas de Gortari, quien como inquilino de Los Pinos en 1990 anunció a los mexicanos que ese problema estaba resuelto (gracias a él, desde luego), y a partir de su mágica solución el país quedaba libre de tan espeluznante carga.

¿Resultado? De 1990 a 2018, los mexicanos liberados pagaron alrededor de 6.6 billones de pesos solo por intereses de la deuda que Salinas había resuelto, cuyo saldo, al cierre del sexenio de Enrique Peña Nieto, sumó cerca de 500 mil millones de dólares, es decir, 5.8 veces más que al concluir el gobierno de López Portillo. Y en el colmo se contrató deuda para pagar los intereses de esa misma deuda.

Lo anterior viene a colación, porque los representantes del régimen neoliberal han puesto el grito en el cielo al enterarse de que en 2023 el gobierno federal deberá erogar poco más de un billón de pesos por el pago de los intereses de la deuda, olvidando el bestial saldo del débito heredado por las seis administraciones neoliberales, en las que se incrementó de forma sostenida sin beneficio alguno para el país.

Así es: poco más de un billón de pesos (80 por ciento de ese monto corresponde a la herencia del régimen neoliberal en la materia) se destinará en 2023 al pago de intereses de la deuda, una catarata de recursos públicos que contempla la escalofriante alza de tasas en los mercados financieros internacionales para controlar la inflación –acción que nada ha controlado–, aunque en los hechos es una de las tantas maniobras sucias del gran capital –que en estas artes es muy eficiente– para incrementar sus de por sí abundantes ganancias.

Pero bueno, para tranquilizar la histeria de los olvidadizos representantes del neoliberalismo mexicano, vale la pena hacer un recuento del vertiginoso incremento de la deuda durante el régimen que tanto defienden, sobre todo a partir de que Salinas de Gortari resolvió el problema desde 1990.

Ernesto Zedillo legó a Vicente Fox una deuda cercana a 2 billones de pesos; el mariguanero la incrementó a 3.2 billones (60 por ciento de aumento); Felipe Calderón llevó el saldo a 5.9 billones (casi 85 por ciento de crecimiento) y Enrique Peña Nieto cerró el círculo neoliberal con 10.55 billones (alza de 76 por ciento).

En esos cuatro gobiernos, el aumento de la deuda pública fue de 527.5 por ciento. Solo en 2018, de las arcas nacionales salieron alrededor de 800 mil millones de pesos para el pago de intereses de ese débito, y de 1990 a 2018 se cubrieron 6.6 billones por este último concepto. Pero ninguno de los hoy gritones se quejó. Por el contrario, pregonaron que se hacía para el bienestar de la familia, que los mexicanos vivan mejor y demás sandeces propagandísticas.

Como bien lo ha detallado el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, sólo con Calderón y Peña Nieto la deuda externa se incrementó 281 mil millones de dólares, un monto superior incluso a la suma acumulada del endeudamiento registrado de los seis sexenios previos, es decir, de Luis Echeverría a Vicente Fox. ¿Y dónde quedó el crecimiento, el desarrollo y el bienestar para los mexicanos que esa catarata de recursos debió procurar?

El costo de la deuda cada día consume más recursos públicos que deberían destinarse a al crecimiento económico del país y al bienestar social de los mexicanos, y no a los buitres financieros, nacionales y foráneos. Si al final de cuentas esto revienta, no se preocupen: se convoca a Salinas de Gortari para que lo resuelva, y el citado es el ejemplo más acabado de lo eficiente que es.

Las rebanadas del pastel

De Andrés Manuel, con cariño, para Ricardo Monreal: avala la falsedad, la hipocresía y la politiquería del conservadurismo de México. José Antonio Meade asistió ayer a la embajada del Reino Unido en nuestro país para firmar el libro de condolencias por la muerte de Isabel II. Probablemente la quiso mucho, pero la chamba es la chamba, porque no hay que olvidar que el susodicho es miembro de la junta directiva de HSBC, la trasnacional financiera británica fundada en 1865 para almacenar las toneladas de narcodinero que el imperio se embolsó por las dos guerras del opio por él mismo provocadas. Por cierto, ¡cuántos súbditos mexicas salieron del clóset tras el deceso de la reina!