Opinión
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Isocronías

De la sonoridad en el poema

M

uy cierto: es un absurdo llamar al silencio sonido por negación, pero pues que el silencio finalmente se oye, es oído, convengamos en que llamarlo cual propongo no es tan al cabo absurdo. Este como rodeo para indicar que todo poema es una especie de amalgama de sonidos, en ella los silencios considerados, lo acabo de decir, asimismo sonidos.

La masa de sonidos, otro término impreciso, que todo poema es, configura una masa cuya sonoridad, siempre en movimiento, siempre en ejecución (cambiante siempre), gusto de ver como la realización en escena de una obra teatral, como la resolución en acto de una pieza musical: por más que una y la misma, siempre otra. Cada actualización –matices, tempo, imágenes…–, bien que similar a otras, en apariencia no, o no muy diversa de ellas, reverbera, resuena con su toque específico, su unicidad.

El juego de sonidos que todo poema es, juega cada vez de modo distinto (poco, mucho, puntos intermedios), según las circunstancias (lector, intérprete, oyente, espacio, tiempo). Luego de puesto en juego definitivamente por su autor, el poema, que si poema vive, reacciona diferente, respira de una manera u otra cada que nuevamente presente se hace.

El poema, toda obra de arte, es una presencia cuya concreción, si así puede decirse, hay que invocar. Se requiere un ritual para que la poesía del poema en el poema se presente. Por sencillo que sea, ritual es: siempre un cambio de atmósfera hay, sucede, se produce al abordar la lectura o la recitación de un poema cualquiera.

Dicho cambio tiene que ver, me temo, inicialmente, mas no sólo, con el ritmo respiratorio, con el ritmo nomás, que el poema impone a su intérprete, a su escucha; con su melodía (sintaxis); con su armonía, juego de sonidos. Con la sagrada musicalidad –porque es sagrada (y no tan metafóricamente alcanza lo visual, lo estructural, lo lógico)– que todo hálito poético conlleva.

La unidad básica del poema se dice que es el verso; que la del verso libre, lo leí en algún libro, la palabra (la del poema en prosa ¿la frase, la oración, el grupo fónico?).

Yo digo, y no procuro la osadía, que el más mínimo sonido, el más elemental, del lenguaje (incluido aquí el silencio) capaz de convocar a los otros que con él se amalgaman en la configuración de una masa sonora con sentido, el poema, es la unidad de la poesía y, yendo algo más lejos, ¿qué tal si no asimismo de la obra literaria?