Opinión
Ver día anteriorViernes 8 de julio de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Penultimátum

Guadalupe Maravilla y su obra sanadora

G

uadalupe Maravilla es uno de los artistas latinoamericanos más reconocidos en Estados Unidos. Nació en 1976 en el poblado de Tierra Blanca, El Salvador, cuando la salvaje represión del gobierno ocasionó una guerra civil que dejó miles de muertos. Especialmente, en las comunidades indígenas y los movimientos sociales. Por ese motivo y pobreza, Guadalupe emigró cuando tenía nueve años, sin la compañía de un adulto, indocumentado y con otros niños, algunos de los cuales murieron en el camino.

Tardó 80 días en llegar por tierra a Estados Unidos, cruzando Honduras, Guatemala y México. En el vecino país logró encontrarse con miembros de su familia y desarrollar sus dotes artísticas, algo impensable en su país, azotado por la violencia. Hoy destaca por la originalidad de su obra escultórica. Una muestra de ella se puede disfrutar en el Museo de Brooklyn y el de Arte Moderno de Nueva York, MoMa. En ambos recintos se exponen piezas inspiradas en mitos mesoamericanos, especialmente de la cultura maya y de las tradiciones de su pueblo natal.

Las esculturas están hechas de materiales naturales y objetos recogidos de la calle que Guadalupe Maravilla seleccionó por sus propiedades terapéuticas, históricas, simbólicas y estéticas. En el primer caso, porque al artista le diagnosticaron cáncer hace 10 años. En su tarea de vencer el mal, a la ayuda médica sumó las más diversas prácticas de sanación indígena.

Logró sobrevivir. Esas prácticas las aplica ahora a los indocumentados que padecen dicha enfermedad. Sostiene que muchos de los héroes y los mitos en la mitología maya incluyen viajes al inframundo para sanar o adquirir conocimientos.

El artista reconoce que en su obra hay muy pocas influencias del arte contemporáneo. En cambio, abunda las provenientes de los mayas, pues creció jugando entre pirámides y otras ruinas de esa importante cultura. También aprendió mucho del arte y los rituales que conservan sus descendientes. Su mundo, afirma, descansa y se inspira especialmente en sus ancestros.

Maravilla colaboró con Daniel Vilchis, integrante de la cuarta generación de pintores de retablos religiosos de México. Se hizo amigo de él mientras hacía el camino inverso del penoso viaje que realizó cuando era un niño. Es un artista cuya obra resume el trauma de la violencia, la migración, la enfermedad y la sanación.