Una transición que tardó una década en gestarse
Miércoles 11 de mayo de 2022, p. a12
Cuando le preguntaron al boxeador cubano Julio César la Cruz qué seguía en su carrera después de conquistar todo lo que tenía al alcance como amateur, respondió que un reto enorme: representar en el profesionalismo a la escuela más grande que ha dado el boxeo. Estamos hablando del buque insignia
.
La Sombra ha ganado todo, sin exageración. Más de 300 victorias, su colección de medallas de oro intimida: dos en Juegos Olímpicos, cinco en campeonatos mundiales, tres en Panamericanos, dos en Centroamericanos y una en la Serie Mundial.
Una vez que un boxeador cubano ha tocado el techo, como La Cruz, sólo queda mantenerse. Ahora, después de seis décadas de ausencia en el pugilismo profesional, podrán competir contra los peleadores del circuito comercial en el mundo y el primer paso será el 20 de mayo en Aguascalientes. Una función que resultará histórica.
El regreso de Cuba al boxeo profesional fue una decisión que tardó al menos 10 años en madurar. Seis décadas después de que fue prohibido el deporte con fines lucrativos en la isla, como una promulgación contra la explotación que dominaba en estos espectáculos, los peleadores cubanos buscarán medirse y crecer en el pugilismo comercial.
El antecedente fue la Serie Mundial de Boxeo que organizaba la AIBA (hoy IBA, organización que rige el pugilismo amateur), donde la competencia adquirió algunos ma-tices del profesionalismo como pelear sin careta ni playera, modificar el sistema de puntuación y el incremento de episodios en cada combate.
Gerardo Saldívar, el promotor mexicano que organiza la primera función de cubanos en el profesionalismo tras seis décadas de ausencia, recuerda cómo se fraguó este regreso a la industria del espectáculo deportivo.
Saldívar trabajó con el equipo mexicano que participaba en la serie de 2010 a 2016. Ahí empezó su trato con la incorporación de la Armada cubana –apodo que recibe una potencia en el boxeo amateur que ha cosechado 78 medallas olímpicas y abundantes títulos mundiales– en 2013.
La isla participó en cinco ediciones de la Serie Mundial de Boxeo, de las cuales ganó tres y las dos restantes fueron derrotas polémicas. Era evidente la importancia de la escuela cubana de boxeo
, recuerda Saldívar.
De esa relación con la Federación Cubana de Boxeo surgió la posibilidad de que su equipo nacional realizara campamentos en Aguascalientes, estado de donde es originario Saldívar, para realizar trabajo de altura. Ahí se prepararon para Juegos Panamericanos y, particularmente, su participación en los Olímpicos de Tokio 2020. Eso les permitió tener otra perspectiva del boxeo profesional actual.
Después de un campamento de altura en junio de 2021, el equipo cubano participó en una función de boxeo contra peleadores profesionales a seis rounds
, relata el promotor; esa experiencia fue decisiva, además de consta-tar que el boxeo había evolucionado, que ya no era una actividad inhumana y brutal, hizo que se plantearán de forma más seria volver a al pugilismo comercial
.
Saldívar cuenta que en los años de vínculo con el pugilismo cubano notó que había conciencia que el boxeo había cambiado y la emblemática escuela de este deporte en la isla tenía que adaptarse.
La Serie Mundial les permitió ponerse al día y ahora buscarán crecer también en el profesionalismo
, agrega; su misión sigue siendo mejorar su nivel competitivo y, desde luego, que esta experiencia tenga un impacto económico en los jóvenes que participan
.