l secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, anunció a principios de este mes que designó al peruano Fernando Tuesta Soldevilla al frente de su Misión de Visitantes Extranjeros para el proceso de revocación de mandato del Presidente de la República que tendrá lugar en nuestro país el próximo 10 de abril. Tuesta es un académico adscrito a la Pontificia Universidad Católica del Perú, columnista y ex jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) en el periodo de 2000 a 2004.
El nombramiento de este personaje por parte de Almagro no causa sorpresa pero sí es motivo de indignación y refuerza la imagen que el uruguayo se ha construido de opositor militante a todo gobierno de signo progresista y de total abandono de las formas y la equidistancia que su cargo le exige.
En su faceta de columnista político para un importante diario peruano, Fernando Tuesta se ha mostrado crítico con el gobierno mexicano y de forma explícita con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien llega a manifestar que sólo se supera a sí mismo con cada desatino
. Por otra parte, el año pasado, como integrante de la Misión de Acompañamiento Internacional (MAI) que dio seguimiento a las elecciones legislativas y locales, el ex funcionario fue firmante de una declaración de total adhesión al Instituto Nacional Electoral (INE) y a su consejero presidente, Lorenzo Córdova. En su país, el académico es un descalificador habitual de la experiencia de gobierno popular encabezada por Pedro Castillo, y hace gala de un abierto elitismo al atacar la administración del maestro rural y luchador social.
Si bien Tuesta Soldevilla está en total libertad de adoptar las posiciones político-ideológicas que desee y de pronunciarse en consecuencia, sus antecedentes ponen en duda su solvencia para desempeñar el encargo para el que se le designó con un mínimo de imparcialidad y objetividad. El INE contribuye a ensuciar su ya deteriorada pretensión de fungir como árbitro imparcial al aceptar la llegada de un personaje que le es adicto, y con el inadmisible nombramiento la OEA exhibe una vez más su descarado papel como instrumento de injerencia y desestabilización en las naciones cuyos gobiernos no son del gusto del secretario general de ese organismo.
Habida cuenta de los posicionamientos públicos de Tuesta Soldevilla en contra del presidente mexicano, su envío como observador a la consulta de revocación de mandato debiera hacer meritoria cuando menos una expresión de desacuerdo por parte de las autoridades nacionales.