Monreal y las confianzas // Operador de Palacio al Senado // ¿Cobro de cuentas por la CDMX? // AMLO, con sus nuevos gobernadores
n movimiento de apariencia menor en términos de organigrama burocrático intensificó ayer las especulaciones respecto a la relación entre Palacio Nacional y la jefatura política del Senado.
Gabriel García Hernández fue hasta ayer el coordinador general de Programas para el Desarrollo de la Presidencia de la República. Es decir, uno de los siete personajes que trabajan directamente como coordinadores de actividades específicas en la oficina presidencial (https://bit.ly/3h5SxwL).
Pero, a pesar de esa adscripción formal, García Hernández tuvo más fuerza que varios secretarios de Estado y una muy sabida confianza del jefe de la llamada Cuarta Transformación, pues fue el comandante en campo del ejército asistencial-electoral llamado Siervos de la Nación (unos 25 mil activistas en nómina) y de la élite operativa de los superdelegados en los estados y los delegados regionales.
Siendo senador desde 2018, pero habiendo solicitado licencia ese mismo año para coordinar lo asistencial, García Hernández anunció ayer que regresa al escaño en que le ha suplido Alejandro Peña, quien pasará a ocupar un cargo en el partido Morena. Para no dejar vacío ese asiento legislativo y perder un voto, el todopoderoso coordinador de uno de los despliegues estratégicos del gobierno federal decidió regresar al Senado, explicación que por la asimetría de las responsabilidades pareciera poco creíble.
En cambio, de inmediato se propagó la versión de que el hombre de confianza del Presidente para los temas asistenciales y conexos estaría entrando a escena senatorial para ir preparando un eventual relevo de alguien que, según esas elucubraciones, habría perdido justamente esa confianza: Ricardo Monreal Ávila, el político zacatecano de largo historial que actualmente coordina a los senadores de Morena y, por tanto, preside la decisoria Junta de Coordinación Política de esa cámara.
A Monreal, un experimentado operador que en lo general ha entregado buenas cuentas políticas, electorales y legislativas al jefe tabasqueño, le endilgan responsabilidad por algunos de los fracasos del partido guinda en la Ciudad de México, no sólo en la alcaldía Cuauhtémoc, donde la corriente de Claudia Sheinbaum quiso frenar la continuidad del grupo monrealista enviando a Dolores Padierna como candidata, que luego fue derrotada por una abanderada de PRI, PAN y PRD a la que se atribuye haber sido impulsada por ese mismo monrealismo, reactivo ante las pretensiones de desplazarlo de esa redituable alcaldía.
Monreal ya tuvo un choque con López Obrador que estuvo a punto de llevar al zacatecano a buscar caminos electorales en partidos distintos a Morena. Fue a causa de la postulación de Claudia Sheinbaum como candidata a gobernar la Ciudad de México, candidatura que en el entorno de Monreal aseguraban le había sido prometida a éste desde que había aceptado en 2015 competir y ganar la jefatura delegacional de Cuauhtémoc.
AMLO logró conjurar la fractura al ofrecer a Ricardo su postulación al Senado y el compromiso de hacerlo coordinador de la correspondiente bancada. Además, el ahora senador consiguió que su hermano David fuera coordinador nacional de ganadería y luego candidato a gobernador de Zacatecas.
Hábil (también impulsó al partido Fuerza por México, de Pedro Haces, que perdió el registro) y relativamente necesario para el procesamiento en el Senado de las iniciativas presidenciales, Monreal estaría encaminado a sufrir una suerte parecida a la de Irma Eréndira Sandoval por el caso Guerrero, aunque también hay quienes aseguran que podría tener una promoción a algún cargo gubernamental importante. Por lo pronto, Gabriel García Hernández ya ha vuelto al Senado.
Y, mientras ayer el Presidente de México recibía en Palacio Nacional a 11 nuevos gobernadores y gobernadoras, pertenecientes a Morena, en una expresión gráfica del cambio en la correlación nacional de fuerzas partidistas, ¡hasta el próximo lunes!
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