as elecciones que se celebrarán el 6 de junio tienen características que las hacen distintas a las anteriores. En muchos casos, sin precedente alguno.

El tamaño y complejidad de los comicios no tiene antecedentes. En la jornada estarán en juego 20 mil 415 cargos de elección popular, 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, mil 923 ayuntamientos y alcaldías, mil 63 diputaciones locales y 16 mil 914 cargos correspondientes a sindicaturas, regidoras, juntas municipales y presidencias de comunidad.

La Fiscalía General de la República (FGR), mediante la Subprocuraduría de Control Regional Procesos y Amparo y la Coordinación de Métodos de Investigación, apoya a la fiscalía electoral en la atención de este proceso. A través de 189 unidades administrativas de la FGR en todo el país y con 4 mil 293 policías federales ministeriales y mil 689 peritos, se atenderán las denuncias que se presenten por posibles delitos electorales. Todos estos funcionarios fueron capacitados en los meses anteriores a los comicios en materia penal-electoral, lo cual es un hecho sin precedente.

Se ha logrado una sinergia institucional para la atención del proceso. El Instituto Nacional Electoral, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la mencionada Fiscalía General de la República, la Secretaría de Gobernación y la fiscalía electoral participan, cada una dentro de sus facultades, para garantizar votaciones libres y justas. Al momento, en las 32 entidades se han llevado a cabo mesas de coordinación, para atender de manera inmediata aquellas contingencias que puedan presentarse. Tampoco en esto hay un precedente en otros procesos en la materia.

También podrán participar 93.5 millones de ciudadanos. Serán instaladas 162 mil 897 casillas, y para la atención de éstas serán necesarios 1.4 millones de funcionarios que, de acuerdo con cifras oficiales, al día de hoy, 97 por ciento ya cuentan con nombramiento por parte del Instituto Nacional Electoral.

Hay otras características que hacen diferente esta jornada a cualquiera de las anteriores. Sobre ellas me referiré en las próximos artículos.

Colaboró: Mario A. Domínguez